lunes, 3 de agosto de 2020

Irina me sigue amando

Este cuento tiene una historia previa que si no han leído tal vez sería prudente que lo hicieran. La encuentran en la siguiente liga
Irina (Primera Parte)

Irina me sigue amando

Habían pasado 20 años desde que la dejé esperándome. Los primeros meses fueron muy difíciles pues debo de reconocer que estaba profundamente enamorado de esa androide; sin embargo, como en veces anteriores, decidí no regresar antes que verme atrapado en una relación en la que quisieran controlarme. Ese eterno estira y afloja nunca me había gustado y no iba a empezar a soportarlo de una máquina.

Sin embargo la amaba, y ese amor me hizo hacerme cargo de ella aunque fuera de forma remota. Nunca dejé de pagar los servicios de la casa; ni sus actualizaciones ni cargos de mantenimiento; por correo le hice llegar una tarjeta para que tuviera para sus gastos corrientes, lo que fuera necesario para que ella estuviera bien y sin problemas. En esos veinte años ella tan solo había solicitado a la fabrica pelo nuevo un par de veces, y un nuevo conjunto de manos. Los pagué sin chistar y ella debe de haberlos recibido sin ningún problema.

Me la encontré una tarde por casualidad, estaba sentada en un parque leyendo tranquilamente, igual de hermosa que la última vez que nos vimos, tan solo había cambiado su pelo, que ahora era rojizo. Yo sin embargo soy otro; ya viejo y cansado, paso mis días leyendo y extrañando un poco del contacto humano al que en mis días de juventud no fui muy afecto.

Me quedé ensimismado viéndola sin atinar bien qué hacer, ella volteó y nuestras miradas se cruzaron. Sonrió y se levantó corriendo hacia mí. Me abrazó fuertemente y casi me tumba. Para mi sorpresa empezó a pedirme disculpas; que si los celos; que ya había cambiado; que le habían actualizado el software; en resumen, que la perdonara y que volviera a la casa. Yo para entonces, después de haberla abrazado durante escasos treinta segundos ya estaba de vuelta enamorado; amor de viejo si ustedes quieren, pero enamorado otra vez.

Llegamos a casa, todo estaba como cuando me fui, me preparó algo de cenar, platicamos un rato como en los mejores días y nos fuimos a acostar. A pesar de que ya no estoy en edad nos desnudamos y tuvimos la que probablemente sea mi última batalla, o tal vez no, veremos qué opina el viagra.

Los días siguientes fueron de fervorosa actividad; entregar mi actual departamento para mudarme de vuelta a casa; vender los muebles; cancelar contratos y hasta comprar ropa nueva para los dos. Era un nuevo comienzo. Hasta luna de miel tuvimos, nos fuimos unos días a pasear a Costa Rica, fue un poco extraño el proceso para los tipos de migración, pero nosotros íbamos de muy buen humor y no nos importó hacer los trámites y responder todas las preguntas de los impertinentes agentes.

Ya han pasado tres años desde que estamos juntos de nuevo y estoy muy feliz; mis días grises ahora están llenos de color. Interminables conversaciones llenas de risa y alegría, paseos por las tardes tomados de la mano y los fines de semana siempre encontramos algo divertido que hacer. Irina se ha convertido en una esposa de las de antes; siempre al pendiente, buena cocinera y de mano curativa para atenderme en todos mis achaques, que a esta edad ya no son pocos.

Este domingo promete ser grandioso, tenemos planes de ir a la playa y después al cine para celebrar nuestro aniversario de que estamos juntos; ese es nuestro ritual en las fechas importantes porque nos recuerda nuestra primera cita, somos un par de cursis. Podría decirse que es el aniversario de que la compré pero tiene mucho tiempo que dejé de verla como un objeto y ahora puedo decirles orgulloso que la siento como mi esposa. Saboreando esto en mi mente, abro las cortinas para dejar entrar a una hermosa mañana de verano y me repito lo afortunado que soy. Irina por lo regular se levanta antes que yo, y cuando bajo ya está listo el desayuno y el café. Pero cosa curiosa, hoy no se oye ruido abajo.

Bajé las escaleras y me recibió el olor a café recién hecho. Irina no estaba ahí pero sobre la mesa me había dejado un mensaje
Ahorita regreso, voy por unos Kotex.


Dedicado con aprecio para mi compa Efra Patiño, que me imagino se habrá reído muy a gusto con el final.

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