Fue en un rave en tiempos en que la euforia de Nortec estaba en su mayor esplendor. El Jai Alai estaba lleno a reventar y Marcela y Raúl tenían su puesto de Torolab en la parte oeste del lugar.
Como de costumbre la Marcela estaba a cargo del changarro y el Raúl haciendo vida social.
Vente, acá adentro tenemos un cuarto privado
Y pues ahí vamos a un cuartito medio escondido en las tripas del edificio. Dentro una luz violeta apenas iluminaba, pero los amigos se distinguían bien.
Déjame te presento al Tavo
Qué tal como estás? yo soy Alfonso
Bien, bien che, Gustavo
Era un argentino flaco y narizon como cualquier otro. Y empezamos a platicar de pendejadas comunes, de Nortec, de Tijuana, de que estaba cura que hubieran recuperado el edificio del Jai Alai para hacer conciertos. Después de un rato le solté la típica pregunta
y a qué te dedicas?
soy músico che
y qué tocas?
toco rock
y qué tal te va?
ah, me va bien
órale, chingón, porque no siempre está fácil la vida de músico
En eso que veo las computadoras viejas del jai alai, unas torres grandes como refrigeradores.
verás vente Tavo, chécate estas compus.¡
wáchate las unidades de disco y todo el cablerio. No son circuitos impresos, está todo soldado!
y estaba en mi nerdvana cuando vi que se había formado una colota para pedirle su autógrafo al Tavo.
Quien será este wey? me pregunté y en eso llegó el Carlos Gómez Sotelo todo emocionado diciendo
Jamás me voy a lavar esta mano,
Y eso Carlos?
esta es la mano que saludó a Cerati¡
y me tomó unos segundos analizar la situación y solo atiné decir
Ahhhh el Tavo?