sábado, 19 de noviembre de 2022

Jackie

 La despedida de Jackie fue para nosotros un evento importante, fueron años de verla entrenar a nuestro lado las semanas anteriores a sus peleas y llegó la hora de su último baile. Nos persignamos y pedimos una cerveza antes de que sonara la campana.

Jackie cuando tenía pelea iba a entrenar a nuestro gym. Y aquí debo de hacer una pausa para recalcar un par de cosas, para todo el mundo es Jackie Nava, para nosotros simplemente es Jackie, puedo decir que mis compañeros del gym y yo somos unos privilegiados pues durante años nos tocó ver de cerca como se construye la grandeza. Para el mundo es el gym Reyes, para nosotros es nuestra segunda casa. Pero bueno, volvamos al tema. Por supuesto que ella entrena diario en su gym, pero ya a la hora de afilar los cuchillos para la batalla la podían encontrar por las tardes entrenando con el profe Miguel. La mayoría de las veces a la hora que yo llegaba ella ya había terminado de entrenar y ya estaba en su sesión de abdominales. ¿Han visto sus cuadritos que a ella tanto le gusta presumir? Bueno, a nosotros nos toca ver cómo se construyen, y créanme cuando les digo que no es cosa fácil. Cientos o tal vez miles de abdominales de todos colores, sabores y grados de dificultad.

Obvio que ella es la superestrella en el gym y que tiene prioridad para usar el ring o lo que necesite, pero, y esto siempre me ha causado mucha admiración, no ocupa mucho espacio, humilde trabajando duro mientras sus niñas corretean alrededor. Jackie es seria pero de sonrisa fácil, el que es la mera botana es el Mario, su esposo, que hace malabares en esas visitas al Reyes apoyando como entrenador a Jackie, chambeando de padre de familia con sus niñas y dándose tiempo para bromear un poco y reírse del Adán. Ella es generosa con su tiempo y era común verla entrenar y hacer sparring ligero con las chicas que apenas empezaban a recorrer el duro camino del box.

Listos para el último baile

Para todos nosotros su última pelea fue algo muy emotivo, no atinábamos ni a organizamos para comprar los boletos. Cuando fui por ellos ya no había de donde escoger y terminamos sentándonos donde pudimos. El auditorio estaba a reventar, todo el pueblo se había reunido para despedir a su princesa. Las peleas preliminares estuvieron buenas con excepción de la del Maromerito, que, lamentablemente, se presentó nomás a cobrar su cheque. El ambiente aumentó de intensidad cuando llegó Julio Cesar, el momento cumbre se acercaba. El sonido había sido terrible toda la función, con los audios tan saturados que se distorsionaban y no se entendía nada. Afortunadamente el de presentación de Jackie venía bien y todo salió a la perfección. Subió al ring acompañada de humo de copal y unos sacerdotes aztecas haciéndole honor a su mote.

Se acabó!

Sonó la campana y dio inicio la pelea. La rival, una argentina muy rápida, rápidamente demostró que no había venido a Tijuana a pasearse y para mi gusto, ganó los primeros tres rounds. El tiempo se puso viscoso y los segundos empezaron a pasar más lentos. A la argentina se le cansó el caballo, Jackie se asentó en el ring y las aguas tomaron su nivel. Round tras round, Jackie empezó a imponer su dominio hasta que fue muy claro que la noche iba a tener un final feliz. Sonó el último campanazo y respiramos tranquilos y contentos.  

El siguiente fin de semana nos reunimos en casa del profe para celebrar. Fue una noche para recordar. Jackie feliz, no hay una sola foto donde no salga sonriendo.

Ustedes no se quieren pelear con estas morras

Éramos felices y lo sabíamos. Cantamos, bailamos, y nos reímos mucho. El Aarón cantó, Yamileth casi se muere de hambre porque le habían pospuesto ya un par de veces su pelea y seguía cuidando su peso. El Ian andaba enfermo, pero se estuvo medicando con tequila. Hay algo de poético en ver amigos que se quieren mucho lanzarse retos para agarrarse a chingadazos en el ring, atacados de la risa mientras se sirven otro trago y le dan una mordida a una empanada.
Una noche para recordar