lunes, 9 de diciembre de 2013

La navidad del duende patas de bolillo



Era la tarde del 24 y nuestro duendecillo no encontraba con quien jugar. Todos sus amiguitos estaban ya en sus casas preparándose para la cena de nochebuena y abrir sus regalos. Por fin, luego de andar por todos lados se encontró a Isaac y Natalia y les gritó entusiasmado


¡Oigan amigos! ¿vamos a jugar a las escondidas?


No podemos, tenemos que llegar temprano a arreglarnos para la cena


Si, dijo Natalia, y hoy no podemos hacer travesuras, acuérdate que hoy llega Santa Clos, imagínate que no nos trae nada por desobedecer precisamente hoy


El duende, que nunca recibía nada de Santa Clos porque como es bien sabido los duendes no reciben regalos en navidad, solo los niños, y además este duende no se portaba muy bien así que no tenía razones para ilusionarse, aunque pensaba que sería bonito que por una vez Santa Clos hiciera una excepción.


¿Por qué no vienes a cenar a la casa? Le preguntó Isaac, estoy seguro que mis papas nos dan permiso.
Isaac


No, gracias respondió el duende, voy a seguir buscando con quien jugar, de seguro encuentro a alguien.


Bueno, nos vemos mañana  dijeron Isaac y Natalia en coro y salieron corriendo para que no los regañaran sus papás por llegar tarde.


El duendecillo se quedó triste sin saber a dónde ir, sabía que ya no iba a encontrar a nadie en la calle. No sabía muy bien porque le había dicho que no al Issaco pero por alguna extraña razón pensó que no era correcto.  Después de pensarle mucho rato decidió ir a ver al Chema El Viejo a su cueva, él siempre tenía historias interesantes que platicar.


Al llegar con Chema El Viejo sus perros salieron muy contentos a recibirlo, por lo regular eran perros muy bravos pero al duende no le ladraban porque siempre les llevaba pan dulce del que sobraba de un día anterior en la panadería de Don Beto así que eran sus amigos, pero esta vez se le había olvidado. 


Lo siento amigos, esta vez no les traje pan


No te preocupes le respondió la cacarota, una perra shar pei por lo regular muy brava, Don Chema nos dejó mucha comida.


¿Y eso?


No sabemos pero tiene un par de días que se fue, por las mañanas viene una señora a vernos y ponernos agua.


Lo que el duendecillo no sabía es que todas las navidades Chema El Viejo iba a visitar a sus hijas y se ausentaba por una semana completa. Decepcionado bajó el cerro sin tener una idea clara de a dónde ir. Se sentía un poco triste y solo y aunque no tenía a donde ir no tenía ganas de regresar a su casa todavía. Anduvo vagando un rato por las calles de Mizantla hasta que por fin se sentó en una banca del parque, que en ese momento estaba completamente vacío. Estuvo pensando en lo que sea que piensen los duendes cuando están tristes y estaba a punto de quedarse dormido cuando oyó una voz conocida que le gritaba


¿Canijo duende dónde te metes? Llevo toda la tarde buscándote, vámonos para la casa!


¡Paulina! Dijo el duende emocionado y corrió a abrazarla.


A Paulina la hechicera todo mundo en el pueblo le tenía miedo, primero porque había el rumor de que había convertido a su hermano en botarga y luego por el incidente de la poción que le vendió a Lord Quesadilla para que durmiera a todo el pueblo. Pero el duende no le tenía miedo, todo lo contrario, la quería mucho. Tal vez sería porque los dos eran seres mágicos o porque Paulina era muy buena con él y siempre le preparaba pastelitos de los que tanto le gustan.
El duende y Paulina la Hechicera


Cuando llegaron a la casa de Paulina el duende empezó a brincar por todos lados de puro gusto pero Paulina lo calmó.


Ya duende ya, tranquilo, ven siéntate a ver la tele en lo que termino la cena. Y así, amorosamente lo sentó en el sillón, le echó una cobijijta encima y le puso hora de aventura que era su caricatura favorita, le preparó un chocolate caliente, le dio un beso en la frente y se dispuso a preparar el pavo.

Cuando el pavo estaba en el horno Paulina fue por el duende.


Ya estuvo bueno de flojear ven a ayudarme a preparar las galletas


Y en eso estaban cuando oyeron unas fuertes pisadas seguidas por unos toquidos en la puerta


Ve a abrir, estamos esperando una visita


Imagínense la cara de susto del duende cuando se encontró frente a frente con Lord Quesadilla. No es que Lord Quesadilla y el duende fueran enemigos, pero el duende siempre tenía la habilidad de estropearle sus planes para conquistar Mizantla. Lo que el duende patas de bolillo no sabía es que en realidad a Lord Quesadilla lo que le gustaba era tratar de dominar la ciudad de Mizantla, y que cuando sus planes tenían algo de éxito se aburría tremendamente. Así que le venía de perlas que el duende le estropeara todo, así podía dedicarse a hacer nuevos planes y estar bien entretenido.
Lord Quesadilla


Jojojojo dijo Lord Quesadilla mientras abrazaba al duende, a quien todavía no se le pasaba el susto


Pásale  dijo Paulina, ahorita te sirvo una taza de chocolate para que entres en calor.


Lord Quesadilla estaba enamorado de Paulina la hechicera que como ustedes probablemente ya sepan era la mujer más hermosa de toda la ciudad de Mizantla. Él no le tenía miedo, porque como todo villano que se respete tener miedo no está en su personalidad. Después de que Lord Quesadilla hubo terminado su chocolate Paulina le dijo

Ahora te toca a ti ayudarme, ¡ven para acá y se útil!


¿Entonces me puedo regresar a ver las caricaturas Paulina?


Si ándale flojito, pero ya no hay más chocolate hasta después de la cena


El pavo quedó muy rico y Paulina se sentía muy orgullosa de ver como el duende y Lord Quesadilla reían de contentos mientras comían. Después con las galletas recién horneadas se fueron a platicar a la sala. Lord Quesadilla soltaba unas fuertes carcajadas mientras contaba de las veces que el duende le había frustrado sus planes y daba algunas pistas de sus maquinaciones futuras. Paulina sonreía divertida y el duende acurrucado en su cobijita pensaba en que nunca había estado tan feliz.

 

 

Receta de chocolate de Paulina la Hechicera

200 gr. de chocolate en pastilla,
1 lt. leche
Canela (la más aromática q encuentres)

Calentar la leche en una olla con el chocolate, batir constantemente con un batidor manual, dejar hervir la leche (sin dejar de batir y evitando q la leche se derrame, este es el secreto para q quede suuper espumosito y rico)
 Retirar del fuego y servir en una taza pre calentada ; esto ayuda a conservar nuestra espuma!!!(mientras estás haciendo el chocolate puedes poner agua caliente en la taza para que esté tibia cuando esté listo el chocolate, una vez que esté listo, retiras el agua y sirves el chocolate)

 

viernes, 6 de diciembre de 2013

El duende patas de bolillo

En un cerro a las orillas de una pequeña ciudad vivía el duende patas de bolillo. Este, como todo duende que se respete era más bien un malandrín y gustaba de hacer travesuras. Nadie sabe como fue que llegó a Mizantla simplemente un día se lo encontraron jugando en el parque que está cerca de la escuela primaria.
 
El Duende Patas de Bolillo



Ese día el profe Blito iba tarde a la escuela, y es que no le gustaba levantarse temprano así que aunque era muy buen maestro simplemente había veces que llegaba tarde.


Niño, por qué no estás en la escuela? Le gritó


Es que no sé donde queda

Vente conmigo, yo voy para allá, soy maestro

Vamos! Dijo el duende que siempre se tomaba las cosas con entusiasmo

No te había visto, acabas de llegar a Mizantla niño?

No soy un niño, soy un duende

Ah si y qué es lo que haces?

Pues cosas de duendes! Y le empezó a explicar que no tenía padres, que vivía solo en una casa en el cerro a la que solo él podía llegar. Que podía hablar con los animales y que a veces sabía lo que querían las cosas. Aunque el profe Blito le cayó muy bien decidió no contarle que le gustaba hacer travesuras y que su travesura favorita era esconder cosas.

Entonces no tienes a nadie? Preguntó el profe Blito que no sabía si creerle.

Sí, tengo una persona, pero tiene mucho que no la veo repuso y en su cara se notaba que se había puesto un poco triste.

Y a la escuela has ido?

No, pero sé leer y escribir y también soy muy bueno para las matemáticas.

Ah si? Y dónde aprendiste matemáticas?

Ya te dije que soy un duende, todos los duende somos buenos para las matemáticas, tampoco sabías eso? Preguntó el duende ya un poco molesto de la ignorancia del profe Blito en cuanto a duendes se refiere.
El Profe Blito

Llegaron a la escuela y como ya venían tarde se fueron derechito al salón

A la hora del recreo vemos con la directora en que salón te vas a quedar, por lo pronto vente conmigo.

Cuando a la hora del recreo el profe Blito le explicó a Lulú la directora que no era un niño, que era un duende y que nunca había estado en una escuela ella le respondió

Este es un caso muy extraño y muy importante, vamos a tener una junta urgente con todos los maestros para decidir qué hacer. Háblales por favor

Y cuando ya estaban todos los maestros juntos les dijo

Vamos a discutir este asunto pero es muy importante y no quiero que nadie nos interrumpa así que por favor dejen todos sus teléfonos aquí sobre el escritorio.

Los maestros estuvieron discutiendo largo rato sobre qué hacer con el duende. Nunca habían tenido un caso así y realmente no sabían que hacer. Por fin Lulú la directora dijo

Estamos todos de acuerdo en que es mejor que esté aquí en la escuela a que ande de vago, pero alguien se tiene que hacer responsable.

Yo me haré responsable dijo el profe Blito y todos se miraron asombrados. El profe Blito era conocido por su buen corazón pero no era muy organizado que digamos. Cuentan que hasta los cactos que tenía en su casa estaban muertos de sed porque se le olvidaba echarles agua. Sin embargo lo vieron tan decidido que todos estuvieron de acuerdo.

Está decidido entonces! Dijo Lulú la directora y salieron todos a descansar un poco porque ya casi era hora de que terminara el recreo. Cuando salieron de la sala de juntas vieron con horror que todos sus teléfonos habían desaparecido.
Lulú La Directora

Como loquitos se pusieron a buscarlos por toda la dirección exclamando

Quién se los habrá llevado? Tenemos un ladrón en la escuela! Cómo es posible que nadie haya visto nada!

Y justo cuando ya era hora de que entraran del recreo se oyó un escándalo de alarmas de teléfono que venía de adentro de una caja con uniformes. Ahí estaban todos los teléfonos, alguien les había programado la alarma para que sonaran todos al mismo tiempo. Aliviados los maestros ya con sus teléfonos se preguntaban quién habría hecho semejante travesura pero como ya había terminado el recreo no tuvieron tiempo de averiguar más.
Al salir el profe Blito vió al duende jugando con otros niños

Duende! Ya vámonos a clase!  le dijo y el duende volteó y le sonrió con una sonrisita pícara. Y ahí el profe Blito tuvo la sospecha que era muy difícil cachar al duende en sus travesuras.