lunes, 31 de agosto de 2020

San Pedro Mártir: Los primeros días

 El Pepillo siempre fue como mi ángel guardián en aquellos días, él me consiguió mi primera chamba de maestro y él fue quien me recomendó para el puesto de asistente de cúpula, u operador de telescopio como se llama ahora. Me dijo que había una oportunidad en la sierra y que la paga era buena, que si me animaba. No lo pensé tres segundos, inmediatamente le dije que sí.

En Ensenada primero me entrevistó el Paco, que básicamente me dijo que ya había pasado mi solicitud al Dr. Carrasco y que él quería entrevistarme en San Pedro Mártir, así que agarré mis cosas y me preparé para un viaje de 3 o 4 días a la sierra.

Llegamos a medio día justo a la hora de la comida y entramos directo al comedor, ahí me encontré a David Hiriat, un astrónomo que me había dado cálculo IV el semestre anterior.

- ¿Qué pasó Poncho, qué andas haciendo acá?

- Vine a que me entreviste el Dr. Carrasco para el puesto de asistente de cúpula

- Ahhh, qué bien, ojalá que te den el trabajo. ¿Es la primera vez que subes verdad?

- No, acuérdate el año pasado que vinimos de la escuela, aquí andabas

- Tienes razón, pero hace mucho de eso. Mira, puedes comer lo que quieras, pero te recomiendo que comas poquito, como tu cuerpo todavía no está acostumbrado te puede caer mal.

La Toya, Nacho, Pidgeon y Edgar en el comedor
 Yo volteé a ver los contenedores de metal rebosantes de comida y pensé para mis adentros No mames, traigo un pinche hambrero y si no me dan el trabajo quién sabe cuando vaya a volver a comer así, total si me muero ya estaría de Dios.  Y procedí a atascarme varios platos de una cremita de almeja de campeonato. 

En aquellos días se acababan de jubilar los antiguos asistentes de cúpula después de muchos años de trabajo y los dos nuevos asistentes de plano estaban muy novatos; el Gaby era quien llevaba más tiempo en el puesto y apenas tenía dos o tres meses haciéndose cargo del telescopio.  

Me prestaron chamarra y botas y me subí al telescopio con el Gaby a poner la hora sideral; esto es una especie de calibración que se le tiene que hacer al telescopio todos los días antes de usarse, y consiste en apuntar el telescopio a una estrella brillante conocida y actualizar la computadora de control con sus coordenadas cuando ya la tienes bien centrada. Todo esto me estaba explicando el Gaby mientras lo iba ejecutando, solo que hubo un problema; al momento de asomarse por el telescopio, no se miraba absolutamente nada. Todo estaba oscuro y el Gaby no sabía el porqué. 

Los minutos empezaron a transcurrir y el Gaby cada vez estaba más nervioso. Igual yo estaba inquieto, 'no vayan a pensar que yo lo madrié, y no he tocado nada', pensé. Así deben de haber pasado tal vez unos quince minutos y subió el Dr. Carrasco a ver qué estaba pasando, si ya estábamos listos para empezar a trabajar. Con un nudo en la garganta el Gaby tuvo que reconocer que no veía nada y que no tenía idea qué estaba sucediendo.

- ¿Ya checaste las tapas del espejo primario?

- Ahhhhh, eso es, respondió el Gaby apenado, pero al mismo tiempo tranquilizándose de no haber descompuesto nada. Como les digo, él también era novato.

El 2 metros

Finalmente pusimos la hora sideral y empezamos a hacer las primeras observaciones. Yo estaba bien emocionado de ver una galaxia en vivo, y le ponía mucha atención al Gaby en todas sus recomendaciones. Pasadas un par de horas y ya con la chamba desarrollándose normalmente, me habló el Dr. Carrasco para la famosa entrevista. Probablemente ustedes no lo sepan, pero los astrónomos no miran directamente al telescopio, ellos están en un piso abajo cachando los datos desde sus computadoras, tomando café caliente y sin sufrir las inclemencias del tiempo; perrearla con el frío es la chamba del asistente.

Total que bajé y me recibió el Dr. con una serie de preguntas sobre la escuela, en particular le preocupaba que tendría que estar 15 días al mes en la sierra, con las consiguientes faltas. Me hizo algunas preguntas en inglés y unas pocas de astronomía básica. Me preguntó si quería hacer un doctorado en astronomía, y le respondí que quería hacer un doctorado, pero todavía no sabía en qué.

Al final me preguntó por qué debía contratarme, que tal vez me haría más mal que bien por todas las faltas en la escuela. En esa época yo trabajaba de mesero en un bar y me salió del alma decirle 'pues es esto o seguir batallando gringos borrachos en un bar, usted dígame dónde voy a aprender más'

- Tienes razón  me dijo, me estrechó la mano y finalizó Estás contratado

Y así, sin mayor ceremonia, empezó mi aventura en la sierra

lunes, 3 de agosto de 2020

Irina me sigue amando

Este cuento tiene una historia previa que si no han leído tal vez sería prudente que lo hicieran. La encuentran en la siguiente liga
Irina (Primera Parte)

Irina me sigue amando

Habían pasado 20 años desde que la dejé esperándome. Los primeros meses fueron muy difíciles pues debo de reconocer que estaba profundamente enamorado de esa androide; sin embargo, como en veces anteriores, decidí no regresar antes que verme atrapado en una relación en la que quisieran controlarme. Ese eterno estira y afloja nunca me había gustado y no iba a empezar a soportarlo de una máquina.

Sin embargo la amaba, y ese amor me hizo hacerme cargo de ella aunque fuera de forma remota. Nunca dejé de pagar los servicios de la casa; ni sus actualizaciones ni cargos de mantenimiento; por correo le hice llegar una tarjeta para que tuviera para sus gastos corrientes, lo que fuera necesario para que ella estuviera bien y sin problemas. En esos veinte años ella tan solo había solicitado a la fabrica pelo nuevo un par de veces, y un nuevo conjunto de manos. Los pagué sin chistar y ella debe de haberlos recibido sin ningún problema.

Me la encontré una tarde por casualidad, estaba sentada en un parque leyendo tranquilamente, igual de hermosa que la última vez que nos vimos, tan solo había cambiado su pelo, que ahora era rojizo. Yo sin embargo soy otro; ya viejo y cansado, paso mis días leyendo y extrañando un poco del contacto humano al que en mis días de juventud no fui muy afecto.

Me quedé ensimismado viéndola sin atinar bien qué hacer, ella volteó y nuestras miradas se cruzaron. Sonrió y se levantó corriendo hacia mí. Me abrazó fuertemente y casi me tumba. Para mi sorpresa empezó a pedirme disculpas; que si los celos; que ya había cambiado; que le habían actualizado el software; en resumen, que la perdonara y que volviera a la casa. Yo para entonces, después de haberla abrazado durante escasos treinta segundos ya estaba de vuelta enamorado; amor de viejo si ustedes quieren, pero enamorado otra vez.

Llegamos a casa, todo estaba como cuando me fui, me preparó algo de cenar, platicamos un rato como en los mejores días y nos fuimos a acostar. A pesar de que ya no estoy en edad nos desnudamos y tuvimos la que probablemente sea mi última batalla, o tal vez no, veremos qué opina el viagra.

Los días siguientes fueron de fervorosa actividad; entregar mi actual departamento para mudarme de vuelta a casa; vender los muebles; cancelar contratos y hasta comprar ropa nueva para los dos. Era un nuevo comienzo. Hasta luna de miel tuvimos, nos fuimos unos días a pasear a Costa Rica, fue un poco extraño el proceso para los tipos de migración, pero nosotros íbamos de muy buen humor y no nos importó hacer los trámites y responder todas las preguntas de los impertinentes agentes.

Ya han pasado tres años desde que estamos juntos de nuevo y estoy muy feliz; mis días grises ahora están llenos de color. Interminables conversaciones llenas de risa y alegría, paseos por las tardes tomados de la mano y los fines de semana siempre encontramos algo divertido que hacer. Irina se ha convertido en una esposa de las de antes; siempre al pendiente, buena cocinera y de mano curativa para atenderme en todos mis achaques, que a esta edad ya no son pocos.

Este domingo promete ser grandioso, tenemos planes de ir a la playa y después al cine para celebrar nuestro aniversario de que estamos juntos; ese es nuestro ritual en las fechas importantes porque nos recuerda nuestra primera cita, somos un par de cursis. Podría decirse que es el aniversario de que la compré pero tiene mucho tiempo que dejé de verla como un objeto y ahora puedo decirles orgulloso que la siento como mi esposa. Saboreando esto en mi mente, abro las cortinas para dejar entrar a una hermosa mañana de verano y me repito lo afortunado que soy. Irina por lo regular se levanta antes que yo, y cuando bajo ya está listo el desayuno y el café. Pero cosa curiosa, hoy no se oye ruido abajo.

Bajé las escaleras y me recibió el olor a café recién hecho. Irina no estaba ahí pero sobre la mesa me había dejado un mensaje
Ahorita regreso, voy por unos Kotex.


Dedicado con aprecio para mi compa Efra Patiño, que me imagino se habrá reído muy a gusto con el final.