El Pepillo siempre fue como mi ángel guardián en aquellos días, él me consiguió mi primera chamba de maestro y él fue quien me recomendó para el puesto de asistente de cúpula, u operador de telescopio como se llama ahora. Me dijo que había una oportunidad en la sierra y que la paga era buena, que si me animaba. No lo pensé tres segundos, inmediatamente le dije que sí.
En Ensenada primero me entrevistó el Paco, que básicamente me dijo que ya había pasado mi solicitud al Dr. Carrasco y que él quería entrevistarme en San Pedro Mártir, así que agarré mis cosas y me preparé para un viaje de 3 o 4 días a la sierra.
Llegamos a medio día justo a la hora de la comida y entramos directo al comedor, ahí me encontré a David Hiriat, un astrónomo que me había dado cálculo IV el semestre anterior.
- ¿Qué pasó Poncho, qué andas haciendo acá?
- Vine a que me entreviste el Dr. Carrasco para el puesto de asistente de cúpula
- Ahhh, qué bien, ojalá que te den el trabajo. ¿Es la primera vez que subes verdad?
- No, acuérdate el año pasado que vinimos de la escuela, aquí andabas
- Tienes razón, pero hace mucho de eso. Mira, puedes comer lo que quieras, pero te recomiendo que comas poquito, como tu cuerpo todavía no está acostumbrado te puede caer mal.
La Toya, Nacho, Pidgeon y Edgar en el comedor |
En aquellos días se acababan de jubilar los antiguos asistentes de cúpula después de muchos años de trabajo y los dos nuevos asistentes de plano estaban muy novatos; el Gaby era quien llevaba más tiempo en el puesto y apenas tenía dos o tres meses haciéndose cargo del telescopio.
Me prestaron chamarra y botas y me subí al telescopio con el Gaby a poner la hora sideral; esto es una especie de calibración que se le tiene que hacer al telescopio todos los días antes de usarse, y consiste en apuntar el telescopio a una estrella brillante conocida y actualizar la computadora de control con sus coordenadas cuando ya la tienes bien centrada. Todo esto me estaba explicando el Gaby mientras lo iba ejecutando, solo que hubo un problema; al momento de asomarse por el telescopio, no se miraba absolutamente nada. Todo estaba oscuro y el Gaby no sabía el porqué.
Los minutos empezaron a transcurrir y el Gaby cada vez estaba más nervioso. Igual yo estaba inquieto, 'no vayan a pensar que yo lo madrié, y no he tocado nada', pensé. Así deben de haber pasado tal vez unos quince minutos y subió el Dr. Carrasco a ver qué estaba pasando, si ya estábamos listos para empezar a trabajar. Con un nudo en la garganta el Gaby tuvo que reconocer que no veía nada y que no tenía idea qué estaba sucediendo.
- ¿Ya checaste las tapas del espejo primario?
- Ahhhhh, eso es, respondió el Gaby apenado, pero al mismo tiempo tranquilizándose de no haber descompuesto nada. Como les digo, él también era novato.
El 2 metros |
Finalmente pusimos la hora sideral y empezamos a hacer las primeras observaciones. Yo estaba bien emocionado de ver una galaxia en vivo, y le ponía mucha atención al Gaby en todas sus recomendaciones. Pasadas un par de horas y ya con la chamba desarrollándose normalmente, me habló el Dr. Carrasco para la famosa entrevista. Probablemente ustedes no lo sepan, pero los astrónomos no miran directamente al telescopio, ellos están en un piso abajo cachando los datos desde sus computadoras, tomando café caliente y sin sufrir las inclemencias del tiempo; perrearla con el frío es la chamba del asistente.
Total que bajé y me recibió el Dr. con una serie de preguntas sobre la escuela, en particular le preocupaba que tendría que estar 15 días al mes en la sierra, con las consiguientes faltas. Me hizo algunas preguntas en inglés y unas pocas de astronomía básica. Me preguntó si quería hacer un doctorado en astronomía, y le respondí que quería hacer un doctorado, pero todavía no sabía en qué.
Al final me preguntó por qué debía contratarme, que tal vez me haría más mal que bien por todas las faltas en la escuela. En esa época yo trabajaba de mesero en un bar y me salió del alma decirle 'pues es esto o seguir batallando gringos borrachos en un bar, usted dígame dónde voy a aprender más'
- Tienes razón me dijo, me estrechó la mano y finalizó Estás contratado
Y así, sin mayor ceremonia, empezó mi aventura en la sierra