Debe haber sido uno de los primeros edificios que se construyeron después de las carpas, mi mamá llegó al pueblo en el 59 y me cuenta que ya estaba. Originalmente su función era de comedor de los trabajadores; pero también tenía otros usos: juntas sindicales, iglesia, velatorio, cine y por supuesto los bailes. Tenía unas mesas largas donde se sentaban a comer y se retiraban cuando el salón se iba a utilizar para otros menesteres, cuando iba a haber baile las personas tenían que llevar sus mesas y sillas y solo pagaban por el espacio.
Día del estudiante secundaria |
Los bailes eran cosa frecuente los fines de semana; quién sabe cuántas veces habrá tocado el Gigio ahí pero supongo que lo habrá sentido como una segunda casa. Lo más común era que tocara algún grupo del pueblo o de algún ejido cercano. Ya era un poco más de caché cuando venían Las nubes de Cachanía. Por eso cuando apareció la cartulina anunciando Gran baile con el grupo La Cruz de Tijuana, TKT invita, este causó gran revuelo. Un grupo de Tijuana no era cosa de todos los días. No sé dónde empezó la confusión pero La Cruz (de fuego) era un grupo de heavy metal y a nadie se le ocurrió hacer la aclaración. Llegó el día del baile y el salón estaba lleno; empezó el show de luces, humo y un ruidajo de la chingada. Se terminó la primera canción y la gente no sabía muy bien qué hacer. El Mócori tomó la iniciativa, se levantó y caminó lentamente al centro del salón y poniendo los brazos en jarras les espetó
Día del estudiante durante la prepa |
Hey tú, simple, ya déjate de echar humo y tócate una cumbia
Jajaja, la verdad es que no sé qué pasó después ni si esto sucedió así, pero así me lo contaron y hasta la fecha uso ese dicho.
También eran comunes los pleitos en los bailes, aunque yo no era peleonero, el rencor me lo había quitado el Cesar el hijo del Durango, de un solo chingadazo cuando estábamos en la primaria. Una sola vez medio me pelié en el salón de actos, resulta que el que empezó con el pleito fue mi compa Chema Ruiz y se le fueron encima dos o tres tipos a montonearlo; y pues agarré una mesa de esas de la carta blanca y les aventé con ella en la cabeza y vámonos!, fuga dijo el Chapo.
Otra vez hubo un pleito campal en la calle afuera del salón, quién sabe por qué empezó el pleito y quién contra quién era, pero en un momento hubo más de 20 cabrones dándose con gusto como en película de vikingos. Nosotros estábamos arriba de un pick-up viendo el pleito y tomándonos una cerveza cuando llegó la policía. Analizaron la situación, vieron que el pleito estaba muy grande y sabiamente nos preguntaron
- Morros, ¿no traen una cerveza que nos regalen?
- Sí jefe, ahí le van dos, lléguele
Y tranquilamente se sentaron a ver el pleito, a esperar a que se calmara y levantar a los caídos. Eran buenos tiempos.
1 comentario:
Mi estimado Poncho (PPP) leer tus relatos me hace sentir cerca de la tierra donde nací, muchas anécdotas son similares pero es lo especial de tus formas de narrarlas que lo hacen eso precisamente: especial. Gracias y un fuerte abrazo.
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