martes, 4 de febrero de 2014

No vayas abajo


Me despertó el frío. Un airecillo helado recorría mi cuarto haciendo que me doliera la nariz al respirar. Con toda la flojera del mundo me levanté a revisar las ventanas, primero una pantufla y luego a buscar bajo la cama dónde quedó la otra. Ya debo de dejar de hacer tanta desidia y comprar una alfombra.

Las ventanas están escarchadas, raro, no me enteré que fuera a hacer tanto frío. Tratando de no hacer ruido abro el closet y saco un calentóncito miniatura que no parece que me vaya a sacar de gran apuro. Más vale que saque también un cobertor San Marcos.

Realmente está haciendo mucho frío, tomo otro cobertor y me dirijo al cuarto de mi madre. Entro despacito y la veo bien dormida. Afortunadamente ella puso su calentón desde antes. Le pongo encima el cobertor y cierro la puerta sin hacer ruido.

De vuelta en mi cama me contraigo tratando de acumular calor pero para mi sorpresa el frío ya no me cala tanto. Tengo mucho sueño.

Algo no está bien. Me despierto nuevamente ahora con una opresión en el pecho. No se cuanto dormí pero todavía es noche cerrada. En eso escucho la voz mi madre que me llama.
Hijo, ven a ayudarme por favor, estoy en la cocina.
Trato de levantarme pero no lo consigo,  escucho de nuevo la voz de mi madre pero ahora viene del cuarto.
No vayas abajo hijo, yo también lo escuché.

Que está sucediendo?, trato de que se aclaren mis ideas pero de nuevo el sueño me vence.
Me despierta el ruido de la puerta al abrirse. Veo entrar a mi madre caminando con mucho cuidado como para no despertarme. Le pregunto, casi entre sueños
¿Que pasó mamá?
Nada hijo, no te preocupes, ya todo está bien. Pero no vuelvas a desobedecerme
Y mientras me acariciaba sentí una gota de un líquido caliente en mi mejilla, que escurrió de entre sus uñas que ahora son largas y afiladas.

No mamá, tú mandas. Musité apenas antes de quedarme dormido.

No hay comentarios.: