martes, 19 de enero de 2016

Volviendo a casa



No sé por qué me paré a comer en El Descanso, la verdad es que ni hambre tengo. Estoy a 300 kilómetros de Guerrero Negro y la nostalgia ya me está cercando.
El café sabe justo como me lo imaginé, le pongo leche, un par de cucharadas de azúcar, y resignado, le doy un sorbo. La machaca estará gloriosa me consuelo.
Escucho hablar a los vecinos de las otras mesas y el acento choyero me da la bienvenida. Reviso las tarjetas de presentación pegadas a la pared y me encuentro gente conocida. Tal vez me anime a dejar la mía.
Esto me es tremendamente familiar, solo falta que al salir de aquí me encuentre al Tony y me diga
Vámonos boleriano, se va a hacer nochi
Pero eso ya no va a suceder y eso hace este viaje diferente a otros, es una manera dolorosa de volver a casa. Ver a algunos amigos no será fácil, nos arrancaron un pedazo de carne y estamos dolidos.
Tengo que ir a ver a La Chata y no sé cómo voy a hacerlo. ¿Cómo explicarle que no tuve el valor de hablarle? No puedo decirle que entiendo su dolor porque no es cierto. Solo puedo decirle que a mí también me duele, como al Pedro o al Baiza, al Pepe o al Jando. Hermanos de barrio, del beisbol, del basket, de la pesca, de la infancia, la adolescencia y toda la vida.

Los burritos de machaca estuvieron buenos pero aun así no logran aliviar mi melancolía. Estaciono mi carro enfrente del pedregoso y recuerdo una foto que nos tomamos ahí mismo en uno de tantos viajes

No decían que las vacas del sur estaban flacas pues? Dijo el Tony soltando la risa cuando nos entregaron las fotos. Y es que esa era su forma de ser, siempre alegre, listo para reírse de quien fuera, incluyéndose él mismo.


A lo lejos veo ya el pueblo, estoy justo a tiempo para la boda de Chema y Sofía, un amor que merece una historia aparte. Me registro en el hotel del Rulo y me tiro en la cama boca arriba tratando de poner en orden mis pensamientos.

La vida sigue, y estoy en mi tierra, mi pueblo, mi casa. Mi sangre es de sal.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Saludos poncho soy el nando gallegos a (rodman) buena anecdota la del compa tony yo tambien guardo gratos momentos con él, ami me toco todo el desmadre que paso yo ya estaba aqui en guerrero, y dias antes habiamos hablado planeando hacer una junta choyera, pero ya te la sabes los caminos de la vida, en fin, saludos poncho que estes bien canijo.

Unknown dijo...

No había leído este relato y como me llena de tristeza, Tony y yo también fuimos grandes amigos, de hecho de los únicos que con los años y a mis regresos a Guerrero jamas faltaba a visitarme, como olvidar su apodos a todo mundo, el y yo teníamos una anécdota muy buena de una ocasión que me visito en la paz y un amigo de mis primos que vivía con ellos me acompaño a dejarlo a la terminal y el Tony se la paso todo el tiempo dando carrilla y me decía oye y ese guachito de donde lo sacaste (el chico era Marino) creo que me lo hizo ver tanto que con los años me case con el guachito y ya cumpliremos 22 años de casados, hasta eso tal vez deba agradecerle a mi gran amigo, al cual Dios me permitió acompañarlo hasta su ultima morada, si tuve la oportunidad de ver a su mama y hermanas y a cada regreso tengo ganas de visitarlas pero me gana el sentimiento de no ver mas a tan entrañable amigo, lo sigo extrañando en cada viaje.

Alfonso dijo...

Nere, Nando, no saben cuanto trabajo me costó escribir esto. Duró un año en mi teléfono antes de que agarrara el valor de pasarlo a la compu, editarlo y publicarlo.
El Tony tocó la vida de muchos de nosotros que seguimos extrañándolo