miércoles, 10 de febrero de 2016

El Master Card

Llegué al puesto de Don Luis Chalopa por recomendación del Pepillo, de hecho él me llevó la primera vez y me presentó con Don Luis muy contento de llevar nuevos clientes, al Pepillo le gustaba ayudar y en este caso la ayuda era doble, por un lado Don Luis tenía nuevos clientes y por otro yo conocía los tacos varios más sabrosos que he probado en mi vida.

Los tacos eran gloriosos, de mole, chicharrón, tinga poblana, carnitas y muchos otros guisos que cambiaban día con día, sin embargo lo mejor de las visitas era la conversación.

Don Luis no era un taquero común, era todo un gnóstico, medicine man, hablaba con los espíritus, podía hacer viajes astrales y entendía de simbología que parecía salida de una historieta de Conan el bárbaro. Empezamos por llamarle maestro y esto rápidamente mutó a master card, aunque por comodidad le llamábamos simplemente el master.

Me hice cliente frecuente y consumía con la misma avidez sus tacos que sus historias, así aprendí a comer nopales y de íncubos y súcubos. Con el paso de los meses nos fuimos agarrando confianza me convertí en una especie de aprendiz de las artes ocultas.

Salía de entrenar basket con el equipo de la universidad como a eso de las 10 de la noche y llegaba con el master justo antes de que empezara a levantar el changarro. Después de un par de tacos bien reportados empezábamos con los mantras. Ommmmmmmm mani padme ommmm. A veces el master se me iba al espacio astral pero al rato regresaba sin broncas.

Con el tiempo llegamos a una especie de arreglo tácito. Los tacos eran gratis pero a cambio yo tenía que dar fe de que las historias que contaba tenían base científica. Típicamente lo que sucedía era que contaba una historia de fantasía y luego volteaba hacía mi y decía grandilocuentemente

Este jóven es estudiante de física en la universidad y trabaja en el Observatorio de la UNAM, él les puede decir que no estoy echando mentiras

Y ahí me tienen vendiendo snake oil como en el viejo oeste, sin el menor pudor ni ética profesional. Cuando eres estudiante la panza viene primero que el prestigio.

Por lo regular iba en la noche cuando había menos clientes así las mentiras eran menos, pero un día llegué como a las 4 de la tarde y el puesto estaba lleno. Me senté en una esquinita tratando de no llamar la atención y ni siquiera saludé al master que estaba muy emocionado con la historia del día.

Me atendió uno de sus ayudantes y me dio un taco semiesférico como de costumbre. En eso, el master sin voltear a verme empezó a platicar sobre el planeta Vermer 2, que según esto es 50 veces más grande que Júpiter y viene hecho la mocha hacia la tierra pero no lo podemos detectar. Cuando llegue por acá se va a estacionar enfrente de la tierra pero no nos va a afectar gravitacionalmente, sino solo molecularmente y por eso ya hay niños que pueden viajar a la cuarta dimensión.

En ese momento me estaba haciendo yo chiquito y me sentía afortunado de que no me hubiera visto, pero grande fue mi sorpresa cuando voltea, me señala y empieza su consabida invocación requeriendo que confirmara la veracidad de sus palabras.

Hasta ahí aguanté.

No master, esa no, todavía me queda un poco de ética profesional dije negando con la cabeza.

Seguí yendo a comer tacos y la amistad no la perdimos. Pero nunca volvió a pedir mi validación ni a regalarme un taco.


2 comentarios:

phoenixens dijo...

Muy buena.

koyaanisqatsi dijo...

Uh yo hubiera sido su más asiduo cliente, seguramente y hasta le hubiera echado "más crema a sus tacos" narrativos con monstruos gaseosos provenientes de alguna luna de Júpiter, cataclismos geofísicos, etc., a cambio de unos buenos tacos de chicharrón.

Muy bueno jaja, disfruté tanto el relato que hasta me saboreé los tacos.