Querido amigo
Lamento no estar ahí hoy para acompañarte en tu ceremonia de retiro pero tú tienes la culpa. Luchaste tanto por tratar de convertirme en una persona responsable que hoy no puedo cancelar una entrega para estar contigo sin sentir que traiciono tu legado.
Oh Dios sí me gustaría estar ahí; contar algunas anécdotas con los amigos, reirnos a gusto y dejar que nos invada un poco la nostalgia. De todos modos deja aprovecho la ocasión y aunque sea a la distancia permíteme contarte algo.
En una de tantas visitas al auditorio de Tijuana, en una función de lucha libre me tocó ver el homenaje de retiro de un luchador. Fue un evento sencillo, no era un luchador famoso pero sí un hombre que había logrado más de 30 años de carrera sin perder su máscara y esto estoy seguro que para él era un orgullo. Cumplió con su última lucha; ya lento, sin grandes reflejos ni hazañas acrobáticas pero sí con la dignidad de un profesional hasta el último minuto. Después de la lucha el anunciador convocó a todos los luchadores que participaron esa noche. Se llenó el ring; desde los fortachones de la lucha estelar hasta los escuálidos jovencitos de la primera lucha. Estos volteaban al público como tratando de entender lo que estaban sintiendo. Fue un momento muy emotivo, el luchador levantó el reconocimiento que le acababan de entregar por su trayectoria y con la voz entrecortada dio unas palabras de agradecimiento que fueron recibidas con una fuerte ovación. La última.
Y hoy así estarás tú, me imagino con la misma emoción, con la satisfacción del deber cumplido. Andarán tal vez por ahí rondando algunos de tus actuales alumnos quienes, como luchadores de primera lucha, estarán tratando de entender qué se siente estar enfrente del pizarrón por más de 30 años.
Espero que ahora tengas más tiempo para visitar a los amigos, tenemos ganas de verte. Supongo que extrañarás un poco la facultad y que la facultad te extrañará a ti. Pero no te preocupes, ya cumpliste. Formaste a mucha gente de bien.
Por todas la enseñanzas, los consejos, el apoyo y por supuesto también por la carrilla; gracias, muchas gracias.
Un abrazo
El PPP
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