jueves, 22 de septiembre de 2016

Seminario de tecnología de la enseñanza de los santos de los últimos días

En séptimo semestre de la carrera alguien tuvo la mala idea de poner en el plan de estudios una materia llamada Seminario de la tecnología de la enseñanza. Supongo que la lógica de esto debe de haber ido en el tenor de para que de perdida medio sepan dar clases y no se mueran de hambre. Gracias, pero no gracias. El caso es que visto a lo lejos esa materia era una muy mala forma de perder el tiempo, y visto de cerca en aquellos ayeres peor. En séptimo semestre ya medio sabes matemáticas y física y se empieza a poner interesante el asunto; la diferencia entre un objetivo específico y uno particular como que quedaba muy lejos de nuestros intereses.

La maestra llegó a la primera clase bien motivada, poseída de un fervor pedagógico envidiable, hagan de cuenta Juana de Arco dando clases. Nos trató de convencer de las bondades de su curso y con sonrisa de crisiana evangélica hacía castillos en el aire de todas las cosas que íbamos a hacer.

Pero no, no estábamos interesados en comprar el snake oil que vendía y en cuanto nos dio oportunidad de hablar se lo hice saber

Maestra, voy a hablar por mi, pero creo que lo que voy a decir es el sentimiento general de todos. Su materia es una materia de relleno y la mera verdad no nos interesa. Por qué no nos pone 9 a todos y usted cobra su cheque y ya, contentos todos como si no hubiera pasado nada.

¡No mamen!, les juro que le empezó a dar vueltas la cabeza como a la niña del exorcista y parecía que el mismo Belial la hubiera poseído de encabronada que se puso. No recuerdo qué nos dijo, seguro porque ha de haber estado hablando en lenguas. En un momento de respiro que tuvo, Catalina, que era muy bien portada e iba encarrerada por el premio al mérito académico se para y le dice Pues yo no sé maestra, pero yo llevo promedio de 9.6 y no quiero que me lo vayan a bajar por su tarugada. Acto seguido tomó sus libros y se salió del salón ante la mirada atónita de la maestra que no entendía qué estaba sucediendo.

Por supuesto que ese mismo día le fuimos a hacer una grilla para tratar de que nos quitaran esa materia. Con lo que no contábamos es que la maestra era alta ejecutiva de la universidad, así que cuando llegamos con Gloria, a pesar de que nos quería mucho, en cuanto nos empezó a oír dijo
Yo no me voy a pelear con Edna por esto, llevan la materia y sanseacabó, es más, ya no los estoy oyendo, órale cúchale, cúchale. Y sin mayor trámite nos sacó de su cubículo y nos quedó muy claro que el seminario había llegado para quedarse y que tendríamos que resolver esto de otra manera.

En la segunda clase nos dejó de tarea leer un artículo y que le hiciéramos un resumen, y pues sí, se lo hicimos muy al bravazo y eso nos ganó un sermón y un comentario para picarnos el orgullo
Es que los de ciencias naturales no saben leer.
Y nos volvió a dejar de tarea otro artículo para leer y resumir. Dicen que Dios no le da alas a los alacranes, pero a veces sí. Resulta que este otro artículo venía plagado de faltas de ortografía. Y tomé un marcador fosforescente amarillo y subrayé todas las que pude encontrar. La siguiente clase no entregué mi resumen, le dejé su artículo subrayado encima del escritorio con una leyenda que decía
Los de ciencias no sabemos leer, pero los de humanidades no saben escribir. 
Y procedí alegremente a pintearmela.

Y así empezaron a pasar las clases, cada vez más aburridas e irrelevantes hasta que un día llegamos a la conclusión que lo que deberíamos de hacer es un calendario de asistencia. Y justamente eso hicimos. Cada quien tenía asignadas las fechas a las que tenía que entrar a la clase, entregar las tareas de todos, tomar notas y luego repartirlas al resto de los compañeros. Así, entrando a clases cada dos semanas era más llevadera la materia.

Una tarde que me tocaba entrar a clase llegué al salón y la maestra todavía no estaba ahí. Era un día precioso, estaba soleado y un poco calientito. El salón quedaba en un segundo piso y tenía vista al mar, que quedaría a unos escasos 80 metros de distancia. Y a pesar de ser cerca de la una de la tarde las olas estaban rompiendo bien bonito. Y es que esto es raro, por lo regular uno encuentra olas para surfear o muy temprano o por la tarde antes de anochecer. Y yo traía la tabla en el carro. Y el wet suit. Y además por si esto fuera poco, traía dinero para un seiscito. ¿Qué oportunidad tenía la clase de que me quedara?, siendo honestos, ninguna.

Y tomé mis libros y me fui; me encontré a la maestra en los escalones y me preguntó ya resignada al calendario
¿Qué pasó Paredes?, ¿hoy te toca no?
Sí maestra, pero hay olas
¿y qué tiene que haya olas?, en el mar siempre hay olas
Pero no a estas horas maestra, le dejé las tareas en el escritorio, ¡luego la veo!

La siguiente vez que me tocó clase se sentó muy seria y me miró fijamente queriéndome atravesar con la mirada. Pasó un minuto de silencio, luego otro y luego... saqué mi cuaderno y me puse a hacer mi tarea de electrodinámica mientras ella hacía sus panchos. Finalmente habló

No te entiendo Paredes, de veras que no te entiendo
¿Qué cosa no entiende maestra?
¿A qué vienes a la escuela?
Está fácil, a aprender física y matemáticas, si vamos a hablar de eso soy todo oídos maestra, si no, pues... ¿qué quiere que le diga?.

Silencio nuevamente. Terminé un problema de campos magnéticos, y la maestra entre resignada y encabronada empezó con la clase.

El trabajo final del semestre fue muy divertido, se trataba de preparar una clase, con toda la planeación que nos había enseñado y luego darla frente al grupo. Mis compañeros sí le invirtieron tiempo y prepararon clases de temas de su interés: mecánica de fluidos, física de altas energías y cosas así, avanzadas pues. Yo no; Matemáticas I, funciones trigonométricas y vámonos recio, para que dar tantos brincos estando el suelo tan parejo.

Como los temas eran avanzados las clases de mis compañeros no fueron tan fluidas y se atoraron un poco en las preguntas, pero estuvieron interesantes. A mi me tocó el último turno

Bueno, el tema de mi clase es funciones trigonométricas, es un tema de matemáticas I para una escuela de ingeniería o biología. El material que voy a presentar mis compañeros lo conocen a la perfección maestra, entonces no les puedo preguntar nada a ellos, así que por favor ponga mucha atención porque le voy a preguntar a usted.

De veras que esto no lo había planeado así como venganza, simplemente escogí el tema más sencillo que se me ocurrió para pasar la materia bajo el principio de mínimo esfuerzo, si la naturaleza se comporta así, ¿quién soy yo para contradecirla? Ya que estaba ahí pensé que era buena idea hacerla sentir un poco de rigor.

Y empecé a dar la clase y la maestra agarrada con las dos manos a la orilla del pupitre poniendo toda la atención de la que era capaz.

Maestra, de acuerdo a esta gráfica, ¿qué diferencia hay entre el seno y el coseno?
¿Que uno está más a la derecha que el otro?
Que tienen una diferencia de fase de pi/2 maestra, ¡ponga atención por favor!.
 
 Cuando por fin terminó su suplicio me felicitó y me dijo

Muy buena clase, tienes un talento natural para dar clases, deberías ser maestro
Noooo maestra, no gracias, ¿para que me toque un chamaco latoso?, mejor no 
Pues te salió muy bien, te hubiera salido mejor si la hubieras preparado con tiempo
¡Pero si la preparé!
¡Qué la preparaste ni que nada, si de aquí te vi que estabas todo apurado escribiendo en el jacuzzi antes de entrar a la clase!.

El siguiente año no regresó la maestra a dar la clase, sino hasta otro año después. Para ese entonces ya se habían dado cuenta de la bronca y la materia la movieron a primer semestre donde hacía (¿hace?, espero que ya no) menos daño. Y cuando llevaba un poco más de un mes dando la clase a sus pubertos alumnos la maestra decidió sincerarse. No quiero hacer esta historia más larga de lo que ya es, simplemente les contaré que se le salieron las lágrimas de la emoción de lo bien portados que eran sus nuevos alumnos y les contó lo horrible que había sido darnos clases a nosotros. ¿Ve maestra?, yo le dije, nos hubiera puesto nueve a todos y nos dejábamos de mamadas.

Con el paso del tiempo uno se vuelve más paciente y aprende a apreciar las cosas en su justa dimensión. Y creo sinceramente que de todas las materias de la universidad aprendí cosas útiles.

Menos de este seminario. Este, por más vueltas que le doy, no le encuentro nada.

Nada.


 

1 comentario:

Tu karma dijo...

PPP vaya que me hiciste reír por tus puntadas, pero eso si, que mala forma de administrar el tiempo escolar dando esos cursos para que si no salen buenos profesionistas o no encuentran chamba, al menos no se mueran de hambre y hagan que a otros les caigan mal las materias de ciencias. ¿Qué tal el cineclub?.
Un abrazo y felicidades.