El resultado eran unas mini-obras de teatro muy divertidas. Me gustaría ser dueño de mejor memoria y poder contarles con mayor detalle sin embargo solamente tengo algunos flashbacks. Como por ejemplo la vez que Paty Ventura salió de muerta, acostada con una sábana blanca encima y como no podía parar de reír la sábana se movía toda y por supuesto nosotros atacados de la risa, lo cual hacía que la Paty se riera aún más. O en aquella ocasión que yo salí de borracho violento, quebré una botella en un arranque de furia y el profe Burgoin se subió al mesabanco, se hizo bolita y gritó ayy Dios, un hombre!. Everardo y Juan Pablo un día salieron maquillados de transvestis. El Eve se miraba bien bonita y el JP que además llegó todo sudado porque venía de jugar basket parecía piruja muy maltratada por la vida.
Eran frecuentes las historias que tenían que ver con alcoholismo, embarazos no deseados, padres autoritarios y homosexualidad, que supongo deben de ser los temas que más preocupan a los adolescentes de todos lados. No sé cómo haya sido esta materia en otras prepas que hayan tenido maestros más tradicionalistas, pero en nuestro caso nos sirvió mucho para conocernos, aunque tal vez en ese momento no nos hayamos dado cuenta.
El siguiente semestre ya no llevábamos esta materia pero de alguna manera había transcendido fuera de las paredes de la prepa y nos invitaron a participar en la clausura del PINMUDE, unos talleres de capacitación para mujeres que hasta donde recuerdo eran de cocina y costura. Esto era totalmente diferente a lo que habíamos hecho antes porque aquí ya había una línea temática sobre la que teníamos que trabajar, la cual era, como ustedes probablemente ya se han imaginado, que el PINMUDE era bueno. El profe lanzó la convocatoria a quien quisiera participar voluntariamente, ni puntos extras nos ofreció. Formamos tres equipos el primero eran Chema y Lorena, en el segundo Eve y Mimí eran pareja y el JP un amigo sonsacador, y el último éramos Lucía y Yo. Cada equipo escribió y ensayó por su lado y nos contábamos un poco de lo que estábamos haciendo pero hasta ahí. Nunca hubo ensayo general ni nada por el estilo.
Mimí |
La presentación fue en el salón de actos. Lucía llegó muy señora con un blazer muy bonito y el Everardo que salía de borracho decidió que era buena idea llegar ídem para darle más realismo. Debe de haber habido tal vez unas 80 o 100 personas principalmente señoras. Como fue en horas de clase tan solo unos pocos compañeros se la pintearon para acompañarnos. Empezaron Chema y Lorena y solo recuerdo que todos nos reímos mucho con los regaños de la Lorena y el Chema que se quería poner fuerte nada más no lo lograba, los que conozcan a mi negro saben que es un pan de dios y el resultado fue una comedia de lo más divertida. Después siguieron Mimí, Eve y Juan Pablo, aquí la trama era que el Eve llegaba borracho y la Mimí lo empezaba a regañar mientras el Juan Pablo servía de amigo sonsacador que decía No te dejes que para eso eres el hombre de la casa y cosas por el estilo. Eve y Mimí habían sido novios y acababan de tronar, así que entre la borrachera y el papel el Eve aprovechó para decirle algunos reclamos que hasta la fecha no sé si eran parte de la obra o eran puramente personales. Lo que sí es que a todo mundo le dio mucha risa el pleito y los reclamos.
Lorena |
Al final nos tocó a mí y a Lucía. El público esperaba otra comedia y hasta hubo algunas risas al principio, pero nosotros habíamos preparado un drama. Recuerdo que antes de empezar Lucy me dijo solamente te pido una cosa, no me vayas a decir por mi nombre. Creo que nuestros personajes no tenían nombre y por eso esta petición tan rara. La trama era la siguiente: Yo era un obrero pobre que estaba casado con una mujer muy guapa. Entre lo mísero de mi salario y la belleza de Lucía mi personaje estaba enfermo de celos. Y aquí es donde todo se complica, pues ella cada vez traía ropa más bonita y yo no estaba en condiciones de comprársela, lo que envenenaba mi corazón de sospechas. Y ese día le reclamé! oohhh Dios si le reclamé. Empecé con mis quejas y ella intentó darse la vuelta y dejarme hablando solo.
Lucía Beltrán ven para acá!
Le grité dando un manotazo a la mesa y el micrófono que estaba encima salió volando. Lucy volteó con una cara de susto pues no lo habíamos ensayado así de fuerte. Fue algo que se me ocurrió en el momento y ni siquiera lo pensé cuando le grité por su nombre, simplemente sucedió. En ese momento el público se dio cuenta que esto era algo diferente y no volvieron a reírse. La historia se desenvolvía de tal suerte que ella me daba explicaciones de que toda esa ropa la hacía en los cursos que le daban en el PINMUDE y que cuando aprendiera a hacer ropa de hombre me iba a hacer mi ropa y que yo era un perro maldito por andar desconfiando de ella. Y yo, avergonzado de mis celos le pedía perdón y la obra terminaba con nosotros saliendo abrazados totalmente reconciliados. Y muy contentos, pues había salido mejor de lo que pensamos.
Lucía y Yo |
3 comentarios:
Jajajaja!!!! Dientes te hicieron falta amigo!!! Muy buenos recuerdos!!
Muy buenos recuerdos!!!
Tus relatos tienen la calidad de quien merece trascender a otras generaciones.
Me humanizan cuando los leo.
Gracias
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