lunes, 17 de diciembre de 2018

El camino a las 185

Ayer cumplí mi primer mes de dieta, la primera meta era llegar a las 205 lbs y lo logré, la siguiente meta es llegar a las 185 lbs para el 15 de diciembre, hoy es 15 de agosto así que tengo que bajar 5 libras por mes para llegar, lo cual se siente perfectamente alcanzable.

Llevo años entrenando artes marciales y sin embargo empecé este año pesando 222 libras, es decir, estaba bien gordo. ¿Y por qué estaba tan gordo?, pues por harto, ¿por qué va a ser? Galletas, conchitas, tortillas de harina, chocolates y un largo etcétera formaban parte de mi dieta diaria. La primera llamada de atención fuerte fue una foto con unos amigos, podré tratar de adornarlo todo lo que quiera pero la verdad es que estaba tan gordo que parece que voy a tener perritos.
Mario, Celia y yo
De esta foto ya hace un año, quiero pensar que ya no estoy así, pero me voy a guardar la foto del después para cuando haya logrado mi meta.

La segunda llamada de atención fue otra foto, ahora arriba de un cerro, un día que fui a caminar con mi compa Chema Ruiz. Ese día caminamos mucho, tal vez unos 16 kilómetros y no terminé agotado, es decir, la condición física estaba ahí, pero fue muy claro que andaba cargando de perdida más de 20 kilos de sobrepeso.  Y por primera vez en mi vida empecé a considerar seriamente ponerme a dieta. El ejercicio ya no es suficiente para mantener mi ritmo de tragar tanta engordadera. Y ustedes podrán decirme el rollo de que tienes que aceptar tu cuerpo como es y quererte a ti mismo y todo eso. Y lo único que puedo replicar es que tengo ganas de estar más delgado y punto, no pienso hacer un tratado filosófico para encontrar mis motivaciones, así es y como dijo el poeta, ya, se chingó.

En la meseta
El principal problema que encontraba con el asunto de la dieta es mi estilo de vida, por lo regular me levanto tarde, con el tiempo muy limitado para irme a trabajar, a mediodía como en la calle y llego tarde a la casa después de entrenar, sin mucho tiempo para ponerme creativo con la cena. Así que el asunto este de contar calorías y prepararme comidas especiales se me hacía demasiado complejo. Anduve días pensando en ir con una nutrióloga pero antes de que tomara la decisión una amiga me evangelizó en el asunto de la dieta de ayuno intermitente y me pareció algo que funcionaría bastante bien para mi situación.

No está en mi capacidad explicarles cómo funciona todo el asunto, la verdad es que no me volví en un evangelizador, para mí lo importante son las reglas básicas: No comes durante 16 horas, tienes una ventana de 8 horas para comer, le bajas a los carbohidratos y azúcares y dejas que la naturaleza haga su magia. Si quieren leer un poco sobre esto les dejo el link del único artículo que he leído sobre esto. Es decir, le entré por pura fe, sin mayor conocimiento del tema

https://evolve-mma.com/blog/4-surprising-benefits-of-intermittent-fasting/

Otra cosa que es importante notar son las excepciones que le hice a la dieta, no pensaran ustedes que iba a dejar de comer tortillas de harina, ¿o sí?, bueno, el caso es que me puse como límite 5 tortillas a la semana y también le bajé a las frutas dulces, pero mantuve la sandía sin restricciones. La sandía es un vínculo que tengo con mi apá y no estoy dispuesto a dejarlo. Papas y zanahoria como poco, igual arroz y frijoles, no los eliminé de mi dieta pero sí le bajé a su consumo.

Los primeros 3 días fueron realmente sencillos, el cuarto y quinto día sí lo resentí, un poco de mareos y debilidad, pero mi amiga me había dicho que eso sucedería en lo que mi cuerpo se acostumbraba al nuevo régimen, así que no me preocupé gran cosa. Después del sexto día empecé a recuperar la energía y para mi sorpresa al octavo día ya me sentía normal y había bajado 6 libras. ¡6 libras!, ahí fue cuando le agarré el amor a este asunto.

Agosto 22: Venciendo la curiosidad de pesarme. Sí me siento menos panzón.
Agosto 28: Sigo con la curiosidad de pesarme, probablemente lo haga mañana porque el jueves no estoy seguro de poder ir al gym. No me siento tan seguro de ir en buen camino a la próxima meta intermedia, 200 lbs para el 15 de septiembre. A ratos me siento muy bien y a ratos me desespero de que todavía estoy bien pinche gordo. Los últimos días ha estado fuerte el antojo de una galleta pero me he mantenido firme. Seguiremos reportando

Septiembre 13: A pesar de que le metí sus goles a la dieta llegué a la meta de 200 lbs. Apenitas pero lo logré. Siguiente meta, 195 libras el 15 de Octubre.
Septiembre 15: Con lo del grito y la pelea, le metí varios goles a la dieta. El lunes me pongo serio de nuevo.
Septiembre 21: Me puse un pantalón que tenía años que no me entraba. Nice!
Septiembre 23: Corrí fuerte ayer sábado y hoy domingo salí a pegarle al costal. Pero me pasé con un par de tortillas de harina en el conteo semanal. Muy mal, mi chavo. Pero siento que voy bien para la siguiente meta. En una semana toca pesaje.
Septiembre 28. En teoría no me tocaba pesarme hasta el lunes, pero aproveché la ida al gym en viernes y como me siento que avancé quería corroborar. Y sí, 196 lbs! 12 días antes de la meta del 15 de octubre. Saliendo pasé al 7-eleven por un agua mineral, y vi la fila de chocolates llamándome como sirenas a marino, y es que soy muy chocolatero y solo me he comido un chocolate en dos meses y medio, merezco abundancia me dije, pero al fin triunfó la fuerza de voluntad y solo compré mi agua.
Septiembre 29: Sí me merezco abundancia y me compré un chocolatito, es que decía 70% cacao y no pude resistirme.
Septiembre 30: Tenía planeado comprarme un short bien chingozote, pero luego pensé posponer la compra hasta diciembre para comprarlo de una talla más chica. Ahora aunque quiera, tuve que cambiar la computadora y me quedé piojito

Octubre 9: Fui a la fondita y no había comida corrida. Me tuve que comer unas enchiladas. Pos ya qué!
Octubre 10: Me estrené una camisa que me había comprado slim fit por error. No la quise cambiar porque me gustó mucho y pensé que algún día bajaría de peso para poderla usar. Hoy fue ese día. Duró un poco más de un año para estrenarse. Le metí gol a la dieta con una rebanada de pastel, pero solo una y no muy grande.
Octubre 11: Terminé el día muy cansado y me dije merezco abundancia y me comí dos tamales. Sorry but no sorry.
Octubre 15: Día de pesaje, como sentía que venía muy bien le metía más goles de los que debía a la dieta y apenitas de las 195 lbs. Ni modo, que me sirva de experiencia.
Octubre 28: El aumento al ejercicio se está notando. Tengo el abdomen duro como cuando estaba en la prepa.

Noviembre 2: Las tradiciones no tienen calorías. Pan de muerto!
Noviembre 6: No me fue mal en el pesaje, capaz que sí alcanzo la meta de 190 lbs para el 15
Noviembre 15: Fallamos en el pesaje gente, la báscula marcó inflexible 192.5 lbs. Vamos all in en diciembre a las 185
Noviembre 22: Ya le aumenté de nuevo al ritmo del ejercicio para recuperar el paso

Diciembre 5: Esto es muy difícil, con el frío y los antojitos ya recuperé algunas libras perdidas. No me he querido pesar pero al menos no he sentido que he engordado, solo que me estanqué.
Diciembre 15: Malas noticias gente, me enfermé de gripe y no he podido ir al gym y por lo tanto tampoco hubo pesaje final. La báscula se quedó en 192 lbs en el último pesaje. Ya empezó el break navideño de la dieta. Espero no esté muy fuerte el rebote. Tenía pensado subir una foto para hacer el antes/después, pero se las debo para cuando llegue a las 185.

Seguiremos informando






lunes, 10 de diciembre de 2018

La Princesa Panquecito

Era una hermosa tarde de otoño cuando la princesa Panquecito bajó del camión. Se acomodó el pelo y alegremente emprendió la marcha hacia su nuevo hogar. De equipaje solo llevaba su mochila, la mudanza llegaría el día siguiente, así no tenía gran cosa de que preocuparse y caminó tranquilamente hacia su casa, saludando sus nuevos vecinos y a los perros que ladraban a su paso.

Al cruzar la plaza se topó con el Duende Patas de Bolillo que iba a la tienda por leche que le había encargado Paulina la Hechicera.

- Hola, cómo te llamas? le preguntó el duende
- Soy Panquecito, respondió la princesa sonriente. ¿Tú eres un duende verdad?
- Sí, ¿cómo lo supiste?
- Es un truco que tengo, sé detectar a los seres mágicos
- Ah, pues yo soy el Duende Patas de Bolillo
- Mucho gusto Duende
- No te había visto por aquí
- Acabo de llegar, ahora voy a vivir aquí
- ¿Y qué vas a hacer?
- Voy a poner una panadería, cuando esté lista te voy a invitar unas galletitas con chispas de chocolate


Al oír esto, al duende se le paralizó el corazón y sin decir una palabra más, salió corriendo ante la mirada extrañada de la princesa Panquecito.

- ¡Don Beto, Don Beto!
- ¿Qué pasa Duende?, ¿por qué vienes tan agitado? 
- Es que acaba de llegar una muchacha al pueblo y dice que va a poner una panadería
- Qué bueno
- Pero Don Beto, ¡le va a hacer la competencia!
- No te preocupes, para todos sale el sol, anda, lávate las manos y ayúdame en vez de andar de preocupón
- No puedo Don Beto, le tengo que llevar leche a Paulina, pero al ratito vengo a ayudarle
- Anda ve, y llévale una conchita y una oreja a Paulina para que acompañe su leche, dile que le mando muchos saludos
- Voy y vuelvo Don Beto, dijo el duende y salió corriendo de nuevo

Al día siguiente nuestro duendecillo vio llegar el camión de la mudanza con las cosas de Panquecito, quien estaba atareada limpiando el patio de su nueva casa. Bajaron muchas cajas y muebles y al final, el horno y todos los enseres para la panadería. Como fueron muchas cosas los hombres de la mudanza quedaron muy cansados; Panquecito les invitó una jarra de limonada y se sentó con ellos en el patio a tomar limonada y descansar un poco.

El duende, que miraba todo esto desde la banqueta de enfrente tenía ganas de ir al mitote, pero creía que Don Beto podía sentirse traicionado si se volvía amigo de la princesa Panquecito. En ese momento la princesa lo vio y lo saludó con la mano. El duende, al verse descubierto de nuevo no atinó a hacer otra cosa que salir corriendo.

Pasaron los días y la panadería de Panquecito poco a poco iba tomando forma, primero pintó toda la casa, luego acondicionó el cuarto del horno, después convirtió un cuarto en una pequeña tienda para recibir a los clientes, además de unas mesas y sillas en el patio para que pudieran sentarse a comer y platicar tranquilamente, y por último colgó un gran letrero Panecitos y Galletas: abierto los jueves y a un lado otro más pequeño Mañana gran apertura, ven por una galleta gratis

Al día siguiente encontramos al duendecillo escondido espiando a ver quién entraba a la panadería de Panquecito, los vecinos pasaban por enfrente con curiosidad pero no se atrevían a entrar, les daba pena con Don Beto, que era una persona muy querida en el pueblo. Pasó una hora y ni un solo cliente había entrado a probar las galletas de Panquecito. El duende no sabía qué pensar, por un lado era amigo fiel de Don Beto, pero por otro el aroma de las galletas y los pays que le llegaba lo tenía hipnotizado. En eso, vio una figura conocida caminar por la acera de enfrente; era Don Beto, que sin dudarlo atravesó el patio y entró a la panadería. Pasaron unos minutos que al duende, curioso como era, le parecieron horas, y Don Beto y la princesa Panquecito salieron platicando y riéndose como si fueran amigos de toda la vida. Don Beto traía un par de tazas de café y la princesa un pequeño pay de manzana. Se sentaron a compartirlo en una mesa del patio y Don Beto gritó

- Duende, ven por una rebanada de pay, ¡está bien bueno!
- Don Beto, ¿Cómo sabe que el duende anda por aquí?
- ¡Ja! ya lo conocerás, él siempre anda metido en cuanto mitote hay en el pueblo

Y sí, tal y como Don Beto sospechaba, el duende salió corriendo de atrás de un árbol más que listo para comerse una generosa rebana de pay.

Con el paso de los meses la panadería de Panquecito empezó a tener más clientes; sus galletas, panquecitos y pays se volvieron famosos en el pueblo y Don Beto era de sus clientes más fieles. El duende también iba todos los jueves a ayudarle y salía con una bolsita de galletas que le llevaba a Paulina que también se había vuelto amiga de Panquecito.

Llegó diciembre y la navidad tenía de nuevo al duende en una encrucijada, siempre la pasaba con Paulina la hechicera pero en esta ocasión le preocupaba que Panquecito, siendo nueva en el pueblo, no tuviera con quien pasarla. Empezó su recorrido de nochebuena, primero fue a visitar a Issac y Natalia que estaban muy nerviosos pensando en qué les traería Santa Clos, luego, por no dejar fue a buscar a Chema el Viejo, pero no lo encontró; como siempre, había salido a ver a sus hijas. Astor y Lorenzo estaban muy ocupados preparando un nuevo truco para la función de año nuevo y no le hicieron mucho caso. Don Beto tenía visitas de familiares y también estaba muy atareado horneando el pavo y unos pasteles. Y así fue visitando a todos sus amigos con el plan de ir con Panquecito justo antes de ir con Paulina, tal vez la podría acompañar a cenar para que no estuviera sola. Pero cuando llegó con Panquecito se encontró con la casa cerrada y las luces apagadas. Se sentó en la entrada de la casa y se puso a pensar en dónde podría estar. Pasaron varios minutos y un grito lo trajo de vuelta a la realidad

- Canijo duende ¿todos los años va a ser lo mismo?
- ¡Paulina!
- Vámonos para la casa, ándale

   Al llegar a la casa de Paulina, grande fue la sorpresa del duende al encontrarse a Panquecito con el delantal puesto bien afanada preparando la cena

- Qué bueno que llegaron, pónganse calientitos, ahorita les preparo una taza de chocolate
- ¡Panquecito!, qué alegría que vas a pasar la navidad con nosotros. Paulina y ¿Lord Quesadilla va a venir? 
- No, no me tiene tan contenta ahorita, no lo invité
- Ni modo, dijo el duende aliviado, ya no le tenía tanto miedo a Lord Quesadilla pero lo seguía poniendo nervioso
- Ven a hacerte bolita conmigo dijo Paulina mientras le mostraba una cobijita. El duende prendió la tele, puso las caricaturas y se acurrucó en el regazo de Paulina, quien lo tapó con la cobija y se puso a hacerle piojito.

Desde la cocina Panquecito miraba la escena con ternura mientras servía el chocolate caliente y pellizcaba una de las galletas que había hecho Paulina. Esta será una feliz navidad se dijo mientras se sentaba con el Duende y Paulina a ver las caricaturas en lo que se horneaba el pavo.






lunes, 5 de noviembre de 2018

Sonia

Anoche velamos a la Sonia.

Su muerte, terrible e inesperada nos golpea a todos. Somos ramas de un mismo árbol, amistades que empezaron hace 70 o más años y permanecen y se renuevan durante generaciones. Crecimos juntos, algunos en el colegio, otros en la primaria; fuimos al mismo catecismo y al cine Kugue. De niños jugamos los mismos juegos y más grandes fuimos a las mismas fiestas. Compartimos memorias muy felices, como las tardes de visita en casa de mi nana Chuy o de juegos en el Tic tac. Por eso la muerte de Sonia nos pega a todos. Porque al dolor personal se suma el de los amigos; algunos más, otros menos dependiendo de su cercanía, pero no solo es una rama; es todo el árbol el que siente el golpe y cruje.

Anoche, a pesar de que estábamos en Tijuana, fue una reunión de una gran familia. Desde los chicos como Fanny la hija de Edel, Mayté la hija de Juan Pablo y Paty, o el Marquitos, que me saludó sin saber quien soy, y que mi mamá era muy amiga de su abuelo. Hasta los mayores como Carmelita la mamá de Sonia o Elsa Bremer. Y dentro de toda la pesadumbre existe la alegría del reencuentro; las viejas anécdotas con el Rigo, la pena de no reconocer a gente tan querida como Santa, el gusto de platicar con la hija de Chabelita y el Rigo y verla convertida en toda una profesional. Saludar al Yogui, al profe Raúl Zúñiga, a la Eloy, al Gerardo, al Jorge Bremer, a Lupita y Lucy Beltrán, a Rosaura Allup. Y por supuesto a Lorena; quiero pensar que la presencia de tanta gente que la quiere le sirvió, aunque sea un poco, para ayudarla a pasar tan amargo momento.

Sonia, amiga. Te vamos a extrañar. Ve con Dios

lunes, 8 de octubre de 2018

La Venustiano Carranza

Crecer en la Venustiano Carranza fue extraordinario; con esto no pretendo decir que mi calle era mejor a las otras, lo más probable es que en todas las calles del pueblo la vida haya sido más o menos la misma. Lo que quiero decir, es que tuvimos una infancia muy feliz.

La Venustiano Carranza era una calle muy ancha, en esa época no había camellones y las casas no le habían robado terreno a la calle con sus bardas; así que teníamos mucho terreno para jugar. Además éramos muchos chamacos así que se armaban buenos equipos. Ustedes disculpen si me falta alguno pero no quiero dejar de mencionar a mis amigos de la cuadra: El Chema, Panchito y Memo Ruíz, El Rey, Cascarrabias, Quito y Chuchín Villavicencio, Nachito Salgado, El Quichuli y Baby Espinoza, El Neto Ávila, Arturo Tiburón, Paty, Toño y Raúl Gallitos, El Pulpo, El Nica. También a veces llegaban los compas de la rueda y la colonia a acoplarse a los juegos.
Con el Pedro, frente a mi casa

Había juegos que de alguna manera misteriosa se concentraban en temporadas. Así, había temporada de trompos, canicas, papalotes, futbol, wantitú, bicicletas, beisbol, y muy de vez en cuando shangai. En esos días las calles no estaban pavimentadas, así que podíamos jugar canicas y trompo en cualquier lado. De las canicas mis juegos favoritos eran el cuadrito y los hoyitos. Del trompo uno donde hacíamos un círculo como de un metro de diámetro, cada quién ponía un peso en el centro y nos íbamos turnando para tratar de sacar las monedas con el trompo. Obvio que moneda que sacabas te quedabas con ella, lo cual hacía el juego doblemente divertido.

Cuando había temporada de papalotes el juego era muy sencillo, se trataba de volarlo lo más alto que pudieras sin que se te fuera a la milpa, y lo comparábamos con la torre de comunicaciones que estaba frente a mi casa. Los papalotes los fabricábamos nosotros y era muy mal visto que alguien comprara uno. Eran muy básicos, hechos de papel periódico y con cola de trapos amarrados. De todos, los del Chale eran famosos, porque eran los más grandes.

El wantitú era un juego de escondidas con un bote y una base. Nos gustaba jugarlo de noche para que hubiera muchas equivocaciones; además, nos cambiábamos la ropa para confundir y aventábamos galones llenos de tierra y con la parte superior cortada para que el desastre aumentara la confusión y tratar de llegar a la base. Como verán, nos tomábamos el asunto muy en serio.
La Torre

Cuando jugábamos futbol, las porterías eran en un lado y otro de la calle, un par de piedras y listo. Ya saben ustedes las típicas reglas: Vale portero ambulante, mano sobre gol es gol, el gordito a la portería, etc.

Beisbol era lo que más jugábamos. Si eramos poquitos jugábamos al que cacha, batea. Si completábamos dos equipos, nos íbamos a jugar al baldío de atrás de mi casa, era un terrenote y la cerca de la Amado Nervo nos servía para marcar el jonrón.

Mención especial merece la casita en el árbol que hicimos atrás de la casa del Arturo Tiburón. Hechiza a como dios nos dio a entender, con tablas conseguidas de quién sabe dónde. Era una gran casa que hasta llegó a tener dos pisos. Le amarramos unos cables al árbol y teníamos una batería para darles corriente si se quería subir alguien no autorizado. A lo lejos me parece recordar que a mi compa Chema Ruíz le echaron corriente cuando se iba subiendo, por los toques se cayó y se dio un madrazote. Después nos dio por brincarnos la barda de la primaria a la hora del recreo para ir a la casita; esto provocó que el prefecto o algún maestro de la primaria nos tirara la casita a hachazos. No recuerdo a ciencia cierta quién fue y tan solo puedo decirle... pinche bato gacho.

Ahora la Venustiano Carranza está bien bonita; enconcretada, con palmeras en medio y todas las casas con sus bardas blancas como en la colonia, hasta parece San Diego. Pero es una calle para adultos; yo estoy agradecido que en mi niñez me haya tocado esa calle ancha de tierra, con mucho espacio para jugar,  hacer amigos y ser feliz.

lunes, 24 de septiembre de 2018

Polo

Sin lugar a dudas Polo es una leyenda; formó incontables generaciones de ingenieros en el Cetys con candor y entusiasmo ejemplar. Su reciente fallecimiento me tomó por sorpresa, nunca fuimos cercanos, pero siempre le tuve admiración y respeto, y lamento no haber estado más al pendiente de su estado de salud.

A Polo lo conocí en una de las primeras reuniones de la comunidad .NET de Tijuana, habló sobre cómo conectar aplicaciones en Flash con web services. El ejemplo que eligió no era muy bueno para convencer a nadie de darle una oportunidad a la tecnología. El componente de Flash hacía una llamada a un web service para que hiciera algún tipo de cálculo y el resultado se desplegaba en el componente. Recuerdo mucho escepticismo en la sala, les digo, el ejemplo no era bueno, aunque el concepto sí.

No lo volví a ver hasta que fui a pedir trabajo como maestro en Cetys. Primero me entrevistó el doctor Salas y después me mandó con Polo para la entrevista técnica. Polo me recibió en su oficina con su tradicional sonrisa. No hubo tal entrevista, nos pusimos a platicar acerca del futuro de la nube y al final solo me dijo Bienvenido maestro, le mando su horario por correo. 

Leopoldo Uribe
Polo ya estaba grande pero no perdía el gusto por aprender, la nuestra es una profesión en la que no puedes estarte quieto un par de años porque el futuro te alcanza y Polo no estaba dispuesto a quedarse atrás. Digo, estamos hablando de una persona que tomó clases con el mismísimo Dijkstra y se sacó A, no pensarán que se iba a rendir ante python o una tarugada así.

Durante el tiempo que di clases en Cetys convivimos con cierta frecuencia, invariablemente hablábamos de tecnología y me preguntaba por el desempeño de mis alumnos y sonreía orgulloso como tío cuando le daba buenas noticias.


La última vez que lo vi fue después de su jubilación como maestro, me lo encontré en Arkus junto con el Ángel, quien animado me dijo que tal vez el maestro se uniría a la empresa como mentor; no sucedió así, no sé por qué, tal vez ya tenía ganas de descansar y dejar de batallar con chamacos latosos. Era buena idea, estoy seguro que hubiéramos disfrutado de su presencia.

En su misa de despedida me encontré a varios amigos. antiguos alumnos dolidos por la pérdida. Estoy seguro que Polo desde el cielo estaría sonriendo, satisfecho por haber contribuido a educar a tanta gente de bien; ingenieros que ahora llevan por todo el mundo la semilla que él plantó y seguirá dando frutos por muchos años.

Polo fue una persona buena, generosa e importante, que no les quepa duda alguna.

domingo, 16 de septiembre de 2018

El canal, la pocita y la isla

Cuando era niño, todos aprendíamos a nadar en el Canal, y era casi tan natural como aprender a caminar, simplemente tenías que hacerlo, no había opción. A mí me agarró mi apá y me aventó al centro del canal. Cuando salí a como dios me dio a entender, me volvió a agarrar y ahí voy volando de nuevo al agua. Y así fue mi curso intensivo de natación.

El Canal
El canal se llenaba de chamacos en los días calurosos de verano, había un trampolín improvisado y los más valientes eran los que se aventaban clavados desde ahí. Otro de los grandes retos era atravesar de lado a lado la parte más ancha, pegada a la calle, a lo lejos me parece recordar que le decíamos el comal. Confieso que hasta donde me alcanza la memoria, nunca me atreví.

La Pocita
Ya cuando íbamos en la secundaria cambiamos el canal por la Pocita, ahí llegábamos en bicicleta y a
veces, muy de vez en cuando, conseguíamos un carro prestado para ir a nadar. En la pocita era más común ver familias completas disfrutando del agua fresca, con los niños correteando en las zonas más bajitas sin mayor peligro, excepto que una jaiba les agarrara un dedo.

La Isla
Ya en la prepa te graduabas a ir a nadar a la Isla. Ahí el reto era aventarte clavados de los gaviones o de la estructura metálica que unía los dos gaviones centrales. No era sencillo tirarte por primera vez, el agua se miraba oscura y fría, anunciando un fondo lejano. Pero de nuevo, si ya habías llegado hasta ahí, era algo que tenías que hacer; agarrabas aire y valor de donde se pudiera y te aventabas a como Dios te diera a entender.

Una vez pasado el susto inicial, salías del agua jubiloso por el choque de adrenalina y repetías el proceso tres o cuatro veces más, hasta que iba desapareciendo la emoción, señal de que era momento de descansar, y algunas veces, de tomarte una cerveza.


martes, 7 de agosto de 2018

Mi apá

Mi papá me enseñó a pescar, a cazar, a dormir en el monte, a limpiar pescado, a manejar, a nadar, a jugar y amar el beisbol, a disfrutar del té y las películas mudas. Nos emocionamos con Valenzuela y me pasó su sangre azul. Me enseñó que los tiburones son mansitos y que el botete si sabes cortarlo no hay problema para comerlo. Con él comí: machaca, venado, caguama, almejas, sandía, higos y pan de Cachanía. Él me sacó las espinas del talón  con su navaja cuando pisé un erizo, y me iba a ver jugar beisbol y basket sin importarle si ganaba o perdía.

Viajamos juntos y conocí sus amigos y sus historias. Llegamos a ranchitos de desconocidos a tomar café y compartir el pan de Cachanía. Subí y bajé su lancha del carro decenas de veces. Madrugamos para pescar y le cambié las llantas y el aceite a su carro. Le perdí sus herramientas y lo acompañé de madrugada a tomar café en el mercado de Cachanía.Visitamos a Doña Chuy y mi madrina China. Comimos pay de manzana y su receta secreta de carne en salsa verde que solo preparaba para los viajes.

Me gritó mucho y me quiso mucho.

Pedro Cervantes en La Isla

martes, 24 de julio de 2018

Astor y Lorenzo el elefante

Todo Mizantla se detuvo para ver un extraño espectáculo. Por la calle principal, entrando al pueblo venía un niño pequeño montado sobre un elefante enorme. El niño se veía muy serio y concentrado, pero parecía conocer bien su destino, pues no dudaba en darle instrucciones al elefante. Al pasar por afuera de la casa de Paulina la hechicera se encontró al duende patas de bolillo que estaba ayudando a Paulina a limpiar su jardín. El duende, curioso como todo duende lo saludó
- Hey niño, ¿cómo te llamas?
- Astor el magnífico respondió el niño muy serio apenas volteando a ver al duende
- Yo soy el duende patas de bolillo, y tu elefante ¿cómo se llama?
- Me llamo Lorenzo, respondió el elefante, ¿quieres subirte?
- Sí, ¡por supuesto! exclamó el duende que siempre estaba dispuesto a una aventura
- ¡Al rato vengo Paulina! gritó mientras Lorenzo lo levantaba con su enorme trompa y lo depositaba atrás de Astor que lo miró un poco sorprendido
- ¿A dónde vamos?  preguntó el duende
- Al circo, nos contrataron para unirnos a su espectáculo
- ¿En serio? ¡qué emocionante!, yo conozco a don Joel el dueño, es mi amigo y siempre me deja entrar sin pagar

Astor volteó de nuevo a con curiosidad, guardó silencio y siguieron caminando rumbo al circo. Cuando llegaron se encontraron con la sorpresa de que ya había un letrero gigante que anunciaba su número. Astor el magnífico y Lorenzo el elefante más grande del mundo, acróbatas internacionales. Don Joel se apresuró a darles la bienvenida y mostrarles a Astor y Lorenzo dónde vivirían y podrían descansar, pues la función empezaría esa misma noche. Al duende le pidió que lo acompañara a hablar con los tigres con los que tenía algún problema y es bien sabido que el duende patas de bolillo podía hablar con todos los animales y a veces ayudaba a don Joel a ponerse de acuerdo con los animales del circo cuando había algún problema.

Esa noche el circo estaba lleno a reventar cuando empezó el número de Astor y Lorenzo. Lorenzo lo levantaba con su enorme trompa y lo aventaba altísimo en el aire, donde Astor daba vueltas y más vueltas y justo cuando parecía que iba a estrellarse contra el piso, Lorenzo lo cachaba con la trompa y lo mostraba en lo alto al público que no paraba de aplaudir.

El duende reía y aplaudía a más no poder la audacia de sus nuevos amigos y todo era felicidad, pero en ese momento empezó un terremoto muy fuerte y el palo central que sostenía la carpa parecía venirse abajo. Astor, sin dudarlo un momento gritó
- Sácalos a todos duende, nosotros sostendremos la carpa
- A la orden mi capitán, respondió el duende y empezó a ordenar a todo el público y organizar la salida de la gente del pueblo mientras Lorenzo servía de soporte de la carpa.

Un minuto después ya todo mundo estaba a salvo menos Astor y Lorenzo. El palo central dio un tronido final y la carpa terminó por caer sobre ellos y todo mundo gritó horrorizado menos el duende.
- ¡Alguien haga algo! gritó don Joel que de pronto reparó en que el duende estaba sumamente tranquilo.
- No pasa nada don Joel, ellos están bien
- ¿Cómo lo sabes?
- Cosas de duendes, respondió tranquilamente

Y ciertamente, como en el cuento, la carpa cubría la enorme figura de Lorenzo y parecía que una gigantesca serpiente se lo hubiera tragado. Cuando por fin pudieron sacarlos Lorenzo estaba de mal humor y Astor estaba muy tranquilo, protegido bajo la inmensa panza de su gran amigo.

A partir de ese día, Astor y Lorenzo fueron las grandes estrellas del circo de Mizantla, pues nadie olvidaba cómo los habían salvado la noche del terremoto. Aunque ellos no le daban mucha importancia, estaban contentos de tener muchos nuevos amigos y un bonito hogar.
 

lunes, 23 de julio de 2018

El salón de actos

Si algún edificio merece la categoría de histórico en Guerrero Negro es el Salón de actos. ¿Qué lo tumbaron?, ¿Por qué?. Bueno, no me hagan caso, yo solo lo voy a extrañar.

Debe haber sido uno de los primeros edificios que se construyeron después de las carpas, mi mamá llegó al pueblo en el 59 y me cuenta que ya estaba. Originalmente su función era de comedor de los trabajadores; pero también tenía otros usos: juntas sindicales, iglesia, velatorio, cine y por supuesto los bailes. Tenía unas mesas largas donde se sentaban a comer y se retiraban cuando el salón se iba a utilizar para otros menesteres, cuando iba a haber baile las personas tenían que llevar sus mesas y sillas y solo pagaban por el espacio.

Día del estudiante secundaria
A mí ya me tocaron otros tiempos, sin embargo el salón de actos seguía siendo en muchos sentidos el corazón del pueblo. ¿año nuevo?, en el salón de actos, ¿día del estudiante?, en el salón de actos, ¿boda?, ¿quinceañera?, en el salón de actos por supuesto. Ahí aprendimos a bailar, nos enamoramos, nos peleamos, nos divertimos y dimos el paso de la adolescencia a la adultez al ritmo del tritriqui tritraca y la yaquecita, comiendo tacos de doña Mary Godinez al final de la noche.


Los bailes eran cosa frecuente los fines de semana; quién sabe cuántas veces habrá tocado el Gigio ahí pero supongo que lo habrá sentido como una segunda casa. Lo más común era que tocara algún grupo del pueblo o de algún ejido cercano. Ya era un poco más de caché cuando venían Las nubes de Cachanía. Por eso cuando apareció la cartulina anunciando Gran baile con el grupo La Cruz de Tijuana, TKT invita, este causó gran revuelo. Un grupo de Tijuana no era cosa de todos los días. No sé dónde empezó la confusión pero La Cruz (de fuego) era un grupo de heavy metal y a nadie se le ocurrió hacer la aclaración. Llegó el día del baile y el salón estaba lleno; empezó el show de luces, humo y un ruidajo de la chingada. Se terminó la primera canción y la gente no sabía muy bien qué hacer. El Mócori tomó la iniciativa, se levantó y caminó lentamente al centro del salón y poniendo los brazos en jarras les espetó
 
Día del estudiante durante la prepa

Hey tú, simple, ya déjate de echar humo y tócate una cumbia

Jajaja, la verdad es que no sé qué pasó después ni si esto sucedió así, pero así me lo contaron y hasta la fecha uso ese dicho.

También eran comunes los pleitos en los bailes, aunque yo no era peleonero, el rencor me lo había quitado el Cesar el hijo del Durango, de un solo chingadazo cuando estábamos en la primaria. Una sola vez medio me pelié en el salón de actos, resulta que el que empezó con el pleito fue mi compa Chema Ruiz y se le fueron encima dos o tres tipos a montonearlo; y pues agarré una mesa de esas de la carta blanca y les aventé con ella en la cabeza y vámonos!, fuga dijo el Chapo.

Otra vez hubo un pleito campal en la calle afuera del salón, quién sabe por qué empezó el pleito y quién contra quién era, pero en un momento hubo más de 20 cabrones dándose con gusto como en película de vikingos. Nosotros estábamos arriba de un pick-up viendo el pleito y tomándonos una cerveza cuando  llegó la policía. Analizaron la situación, vieron que el pleito estaba muy grande y sabiamente nos preguntaron
- Morros, ¿no traen una cerveza que nos regalen?
- Sí jefe, ahí le van dos, lléguele
 Y tranquilamente se sentaron a ver el pleito, a esperar a que se calmara y levantar a los caídos. Eran buenos tiempos.

lunes, 4 de junio de 2018

Las libretas universitarias son senpai

Entrar a la prepa fue un gran evento para mí; en muchos sentidos era dar el brinco y dejar de ser niño para convertirme en un adolescente hecho y derecho. Para empezar el hecho de tomar clases por la tarde y salir ya pasadas las diez de la noche me hacía sentirme como un adulto chiquito. También el poder pertenecer al equipo de basket de la prepa era otra de mis grandes ilusiones, era fan del equipo ese del Jesús, Ruso, Tony Rocha, el Machote etc., dirigidos por Daniel Piña y se me cocían las habas por usar ese uniforme. Por supuesto el tomar las clases que me prepararían para la universidad era parte del paquete que me tenía tan emocionado y que me tuvo tan nervioso durante los días en que parecía que la prepa se iba a cerrar y todos terminaríamos en el cet mar.

Por fin se confirmó que la prepa seguiría abierta y era momento de prepararme. Para empezar, fui con Lety y Rodolfo Ríos a comprarme unos Levi's porque solo tenía pantalones del uniforme de la secundaria, ni uno solo de otro color. Después me compré 4 libretas universitarias de esas de 200 hojas, era lo menos que podía hacer para materias tan importantes.

Las 4 libretas
Las libretas universitarias son cuadernos de gran calidad, muy bien encuadernados y con una tapa dura y muy resistente. Están hechas para resistir el paso del tiempo y por lo mismo sentía una necesidad imperiosa de que lo que escribiera en esas libretas tenía que ser importante. Compré también una libreta scribe para hacer las anotaciones de las clases en ella y luego pasar en limpio las notas a su libreta universitaria correspondiente. Pero pasaron un par de semanas y la verdad tan solo había encontrado un par de cosas dignas de escribirse en las libretas. Así que abandoné el plan y me compré más cuadernos scribe para todas las materias. No pensarán ustedes que pensaba mancillar las libretas a lo loco. Pensé que más adelante las cosas se pondrían más interesantes y valdría la pena usarlas. Pero no, con la excepción de algunas notas de cuando estudié para el concurso de física y matemáticas de la Unison las libretas terminaron la prepa casi en blanco.

Se alcanzan a ver recuerdos de Lucy, Bombo, Niño Lyle, Pepe y Paty Ibarra
Me las llevé a la universidad porque ahora sí las cosas serían importantes y les podría dar buen uso a mis libretas, las forré para que se mantuvieran mejor y estaba seguro que ahora sí tendría cosas que valiera la pena anotarlas. Pero por si las dudas también me compré un cuaderno scribe... y luego otros cuatro.

Me tomó hasta el sexto semestre llegar a materias que sintiera dignas de tener anotaciones en las libretas. No las llevaba de diario, sino las usaba para pasar en limpio las cosas más importantes que me sirvieran para estudiar y así las libretas tienen anotaciones de todas mis materias de física teórica, de variable compleja, funciones especiales y transformadas integrales y del curso con Pratab de ecuaciones diferenciales parciales. Y paren ustedes de contar, tal vez he usado el 40% de las hojas, algunas libretas tienen más uso que otras, pero en general tienen todavía mucho espacio libre.

Ya en Tijuana, un semestre entré a una maestría en computación, usé 6 hojas de una libreta para esto. También hay algunas notas de mis clases de italiano y algunos diseños del trabajo, pero no gran cosa. Guardé las libretas por si algún día regresaba a la escuela y hubiera cosas realmente interesantes que anotar.

Y así pasaron muchos años sin usarse, hasta que las encontró mi hijo de 13 años y tomó una para sus clases de japonés. Horrorizado vi mi cuaderno lleno de notas y rayones y solo atiné a decirle Hijo, es que las libretas universitarias... ¡son senpai!

martes, 29 de mayo de 2018

Historia y Matemáticas

Roberto Rojo

El profe Rojo era mi archienemigo en la prepa, teníamos grandes diferencias y no las ocultábamos, era mi maestro de matemáticas de la prepa y como todos los semestres me dio clases, nos aventamos un pleito que duró tres años. Pero antes de empezar con toda la historia creo que es justo que reconozca que el profe Rojo no era un mal maestro, mis compañeros llegaron bien preparados a la universidad gracias a él. Yo las matemáticas las aprendí por otro lado.

Como les decía el pleito empezó desde primer semestre, yo a Rojo lo conocía porque me dio una semana clases en la primaria y se acordaba de mí, lo cual no fue muy bueno porque le daba por hacer chistoretes en clase y yo siempre resultaba ser la víctima. Probablemente no haya sido gran cosa porque no recuerdo ninguno, pero en los años de adolescentes la verdad es que somos bien delicaditos y no me gustaba para nada ser el hazmerreír del salón. Total que para no hacer el cuento más largo empecé a faltar cada vez con mayor frecuencia. El primer semestre alcancé a pasar apenitas con 6 y el segundo ya no la alcancé a librar y me fui al extraordinario.

Mi abuela montó en cólera, una cosa es que reprobara lectura y redacción y otra muy diferente que reprobara matemáticas. Consiguió que el Jesús Ojeda, que en ese entonces estudiaba ingeniería química en Tijuana, me diera clases en verano para prepararme para el extraordinario. Y así todos los días le pegábamos un par de horas, después nos íbamos a jugar basket y de regreso mi abuela nos tenía un pastel recién horneado. No puedo decir que le agarré al amor a las matemáticas en ese momento pero pasé el extraordinario con 9 y eso, para mí que siempre fui bastante burro para las matemáticas fue un gran logro.

El siguiente semestre mejoró un poco la relación con Rojo, ambos nos guardábamos un poco la distancia y con lo que había aprendido en verano ya no me fue tan mal en el curso y alcancé a pasar con 8. Llegó el Jesús de vacaciones de navidad y me ofreció enseñarme cálculo y yo acepté y empezó la misma rutina. Un par de horas diarias de estudio, luego basket en el gym y por último un pastelito de mi abuela. Aquí terminé de agarrarle gusto a las matemáticas. Me compré un librote de cálculo y durante todo cuarto semestre estudié por mi cuenta diariamente y ya pude sacar 10 sin mayor problema. Lo único que tal vez valga la pena mencionar es que en esos días me invitaron a participar en el concurso regional de física y matemáticas que organizaba la UNISON, el Diablo y el Huichol estudiaban allá y fueron los que me conectaron. Me puse a estudiar con ayuda del profe Larrinaga, la verdad me lo tomé muy en serio y estudiaba diario. Cuando ya se acercaba el fin de semestre y no llegaba la fecha del concurso fui a preguntarle a Rojo qué había pasado y me respondió sin inmutarse Ah sí, llegó tu invitación pero se me olvidó avisarte, el concurso fue hace dos semanas. Ni le reclamé ni nada, ahora sí que ya pa' que, pero que conste que así nos llevamos pensé.
Roberto Rojo


En las vacaciones de verano otra vez le pegamos duro al estudio, ahora ecuaciones diferenciales, así que cuando entré a quinto semestre ya traía muchas horas de estudio en mi espalda y estaba indeciso entre estudiar física o matemáticas. Y aquí es donde las cosas empezaron a complicarse para el profe, porque ya sabía más matemáticas que él y me tocaba la revancha. Empecé a corregirlo cuando se equivocaba en clases y una vez que se me puso terco con una identidad trigonométrica le borré el pizarrón y le derivé no solo la identidad en cuestión, sino otras veinte para demostrarle quién tenía el poder en el salón. Sí, estoy de acuerdo con ustedes en que me pasé de irrespetuoso y no pienso justificarme, estuvo mal, y simple y sencillamente lo hice porque podía.

En sexto semestre la primera clase de cálculo integral para su mala suerte cometió un error muy feo y yo siempre tan amable procedí a explicarle por qué estaba mal y a darle una introducción a teoría de operadores. Cuando terminó la clase habló conmigo y me dijo
- Mira Paredes, la verdad es que no le ayuda a tus compañeros que entres a clases, solo sirves de distractor, te propongo lo siguiente: ya tienes diez, no necesitas entrar a clases, ni hacer tareas ni exámenes, lo único que necesito de ti es que cuando empiece mi clase estés lejos del salón, no me importa si te vas a jugar basket, te quedas dormido en tu casa o te vas de vago, solo no quiero verte en el salón. ¿Tenemos un trato?
- Sí claro profe, va que va, no me vuelve a ver en clases.

Y el profe cumplió su palabra, mes tras mes me puso mi diecezote y yo no me paré en el salón. Y visto en retrospectiva esta fue una gran decisión. Él pudo dar su clase tranquilo y yo me iba al gym a cascarear con mi ego satisfecho. Ambos contentos.

Rojo fue una de mis grandes motivaciones, él me hizo estudiar más que nadie para poderle demostrar que yo era mejor. Involuntariamente el profe fue una gran influencia positiva en mi vida, aunque nos la hayamos pasado de pleito en pleito. Profe, si por casualidad llega a leer esto quiero darle las gracias por todo y lamento los malos ratos que le hice pasar, espero no le haya tocado otro alumno así. Un abrazo

Federico Osorio

Federico Osorio
Una de las cualidades que más aprecio de un maestro es la pasión por su materia y el amor por transmitirla, y en eso era campeón el profesor Osorio. Para muchos esto era molesto porque exigía un grado de compromiso mayor pero para otros hacía su clase realmente apasionante.Yo pertenecía a este segundo grupo. Me hice muy aficionado a la historia de mesoamérica y por un tiempo hasta tuve la idea de ser arqueólogo. El profe me compartió mucha información más avanzada que la que venía en el plan de estudios y platicamos mucho sobre códices, jeroglíficos, dioses y pirámides.

Recuerdo una clase en que nos lanzó un reto, al que se atreviera a contestarle una pregunta le pondría 10, pero si no sabía la respuesta el resultado sería un espantoso 5. Nadie se atrevió, pero no nos quisimos quedar con la curiosidad y le preguntamos cuál era la pregunta que nos tenía preparada.
¿Cuál es el campo de estudio de la historia? nos preguntó muy serio, y luego respondió enfático
¡El hombre!

 El profe era comunista y esto era algo que discutíamos a veces en el salón y se armaban grandes polémicas. El profe es del sur del país y eso hace que tengamos una visión diferente del mundo. A pesar de que Cristina Zamora no iba en mi generación supe de las discusiones épicas que tenía con el profe sobre este asunto y que hasta la fecha siguen teniendo en Facebook. Porque de todas las cosas que le puedo reconocer al profe Osorio la principal es que a pesar de haber pasado poco tiempo en el pueblo, siempre nos ha recordado con gran cariño y se mantiene en contacto, una amistad que lleva ya más de 30 años.

Al final no estudié arqueología pero lo que aprendí del profe Osorio fue a entrarle a los temas con pasión y eso me ha servido toda la vida. ¡Gracias profe!




miércoles, 16 de mayo de 2018

Danielita

Siempre supe que esto iba a suceder, así es la vida, y para eso los cría uno; para que sean fuertes, independientes y que se vayan de casa. Pero de todos modos podrían ser más considerados y venir de visita más seguido, no es como si vivieran tan lejos. Bueno, Danielita sí , tan linda mi niña y tan buen marido que se consiguió. Seguro que si ella estuviera aquí vendría diario a verme. Pero Renato y Diego ni sus luces, nomás cuando se les ofrece algo vienen. Algún día van a llegar y van a encontrar a su pobre madre muerta y entonces sí lo van a sentir.

A veces me siento un poco sola y por eso me pongo a renegar, pero les debo de ser sincera, también es un descanso llegar de la oficina y no tener que batallar a nadie. Pero sí los extraño. Al que no extraño para nada es al inútil de mi marido, ¡qué bueno que se murió el muy cabrón!.

martes, 15 de mayo de 2018

Mr. Márquez y Rosalinda

Mr. Márquez
El profe Márquez era la mismísima esencia de lo cool. Era como una embajada andante de Nueva York, Manhattan aparecía un metro enfrente y desaparecía a un metro atrás de sus pasos. Con su sonrisa a flor de piel, el comentario certero a veces con un poco de sarcasmo y un ligera afición por las teorías de conspiración, lo hacían uno de mis maestros favoritos. 
Fue mi maestro de inglés en tercero y cuarto semestre de la prepa. Tenía un método muy particular de enseñar, nos obligó a esforzarnos al máximo, tuvimos que leer a Kafka en inglés, artículos del New Yorker, poemas de Walt Whitman, es decir, cosas complejas que nos obligaron a extender nuestras habilidades. No sé que tan correcto sea este método pero a mí me motivó a superarme y en cuarto semestre leí, diccionario en mano, mi primer libro en inglés; The sound and the fury de William Faulkner.
En la fiesta de graduación

Con Mr. Márquez aprendí de música y a apreciar la calidad de unas buenas bocinas. Escuché a OMD, Manhattan Transfer, The Cure y una larga lista de música que para mí era desconocida. Conocí el GQ y la pintura de Modigliani. El profe era sofisticado pero no un snob, podía tomarse una tecate roja con nosotros y reírse de nuestras babosadas.

Años después lo tuve de compañero en Samex en Tijuana y compartimos durante muchos meses oficina. Allí me enseñó a tener paciencia y no ponerme de mal humor cuando las cosas no salieran bien en el trabajo. El usaba un programa que escribí y que tenía un error que nunca pude resolver; a veces después de un rato de estar trabajando se cerraba sin previo aviso. Entonces el profe sonreía y me decía ya se cansó la hermana computadora, la apagaba e iba por un café y a platicar un rato en lo que la hermana computadora descansaba. Regresaba sonriente, prendía la computadora y seguía trabajando como si nada hubiera pasado.

En esos días platicábamos mucho de cine y nos recomendábamos películas y libros, platicábamos de Guerrero Negro y él pensaba que algún día volvería a trabajar a Exportadora. Algo que en esos días me parecía muy curioso es que no tuviera carro, pero su corazón Neoyorquino lo hacía caminar mucho y utilizar el transporte público. Esto no lo entendí hasta muchos años después.

Lamentablemente falleció hace algunos años mientras estaba de vacaciones. Le dio un ataque cuando se alistaba para ir al teatro. Sus amigos lo seguimos extrañando.

Rosalinda Flores

La profe Rosa era legendaria en la prepa, desde que entrabas ya sabías que tenías que estar preparado para lo peor. Ella daba Química y era dura como ella sola. No era mala, era justa pero la clase tenía un nivel mucho más alto que al que está uno acostumbrado y eso traía como consecuencia una gran cantidad de reprobados.

El primero que sintió de que tan fuerte venía el asunto fue mi compa Chema. Como la fama era que química era la materia más difícil, me compa asumió el reto y dijo fuerte y claro que él quería ser químico y durante el primer mes de clases se encerró por las tardes a estudiar química. Llegó el primer examen y con el un 3.5 para mi compa. Pero todavía no perdía la fe y el siguiente mes siguió estudiando como si no hubiera un mañana pero el resultado del segundo parcial no fue mucho mejor, a lo mejor alcanzó el 4, pero no estoy seguro. Ahí tiró la toalla y volvió a sus hábitos normales y terminó como tantos otros haciendo un Moulinex.

En aquellos días en que la tele mandaba en la publicidad masiva, transmitían un comercial muy frecuentemente; un picador de verduras eléctrico, el mentado pica-lica moulinex, es muy fácil, solo tienes que hacer uno, dos, tres y la cebolla está lista. Y así a los que reprobaban química I, II y III les decíamos que habían hecho un moulinex, ¡y no eran pocos!
Q.F.B. Rosalinda Flores

En primer semestre había que batallar con la nomenclatura inorgánica y aprenderse todas las valencias, no era fácil y requería muchas horas de estudio a las que no estábamos acostumbrados. En tercer semestre era química orgánica y aunque se me hizo más fácil tampoco pude sacarme un 100. Y es que Rosalinda calificaba del 0 al 100 y su cien era algo mítico, como un unicornio. La única vez que supe que alguien se sacó un 100 con ella en química fue el Machetes, e hicimos una carnita asada para festejar el suceso.

La profe se llevaba bien con nosotros, a pesar de ser dura la respetábamos por ser justa, si le chambeabas seguro tendrías resultados, su clase no era aburrida pero tampoco demasiado amena, era lo más parecido a un clase de universidad que se puedan ustedes imaginar. De cuando en cuando se aventaba alguna broma, de la que nos reíamos mucho porque pensábamos que nadie se iba a reír porque era terriblemente mala para contar chistes.


El Cruz y yo nos hicimos muy aficionados a la química y nos pasábamos largas horas en el laboratorio y la profe nos consentía prestándonos la llave para que experimentáramos libremente. Hasta que un día nos cachó mientras intentábamos hacer nitroglicerina y ahí se acabó el corrido, jamás nos dejó volver a poner un pie en el laboratorio, lo cual no estuvo tan mal, capaz que explotábamos toda la prepa y nosotros con ella.

El Cruz estudió Química y yo Física, en gran parte por la motivación que ella nos dio. Creo que el resto de mi generación estaría de acuerdo con que ella nos enseñó a estudiar fuerte y nos preparó para los retos de la universidad. Y por ello, le estoy muy agradecido.


lunes, 2 de abril de 2018

Mugica, yo ya cooperé

Al A.... lo detuvo la policía municipal mientras manejaba por el Blvd. Díaz Ordaz, lo que parecía una infracción de tránsito rutinaria no era tal; a golpes lo subieron a la patrulla y se lo llevaron a una casa de seguridad donde lo tuvieron secuestrado durante treinta días. No fue casualidad, sabían perfectamente quién era y qué querían de él. Lo tiraron amarrado en un cuarto vacío y así lo dejaron durante el tiempo que estuvo ahí. No lo dejaban ir al baño, se orinaba y defecaba encima de la ropa y a veces lo bañaban a manguerazos de agua fría para limpiarlo. Cuando por fin lo soltaron, tenía llagas por todos lados; traumado  y aterrorizado dejó la ciudad en cuanto pudo, para nunca más volver. Así era la policía en aquellos tiempos.

Para nosotros eran tiempos de vacas gordas, el negocio empezaba a despuntar y me acababa de comprar un carro del año, no lujoso pero sí un buen carro. Solíamos comer en buenos restaurantes de la zona río y andar de camisa blanca y corbata de diseñador. Una de estas tardes iba caminando por enfrente de La Espadaña en el corazón de la zona río, hablando por teléfono con un amigo y sin poner mucha atención a mis alrededores, cuando intempestivamente una van blanca destartalada se estacionó a un lado mío. Traía la puerta lateral abierta y vi que venían 6 o 7 policías municipales con armas largas; en aquellos años la policía municipal todavía no tenía autorizado el uso de armas largas y los que vivimos en Tijuana recordamos tanta leyenda negra de las vans blancas que servían para levantar gente. El tiempo se me detuvo, alcancé a decirle por teléfono a mi amigo yo creo que me van a levantar, bajito para que no me escucharan, no fueran por alguien más y yo dándoles ideas. Seguí caminando y pensé que sea lo que Dios quiera y bueno, Dios no quiso que me levantaran y tan solo viví los 3 o 4 segundos más largos de mi existencia.

Meses después, una noche regresando de la quinceañera de la Karla, me tocó un retén de la policía municipal enfrente del parque Morelos. Ya era noche, mi carro nuevo y recién lavado, además venía de traje, es decir, me miraba sumamente sospechoso de traer dinero. Se me acercó un policía sonriente y bonachón que me preguntó a quemarropa de dónde venía y si había tomado. Solo me había tomado un whiskey y algunos vasos de agua mineral así que pensé que no tendría porqué preocuparme. Nos va a tener que acompañar a que le hagan un análisis de alcohol me dijo con una sonrisa como si me estuviera ofreciendo un celular en plan o algo similar muy cotidiano. Por supuesto que me resistí alegando que no venía alcoholizado. ¿Es usted químico o doctor? ¿no?, entonces me va a tener que acompañar a que le hagan su análisis. Me bajé del carro y pedí hablar con su comandante y ahí estuve esperando unos 10 minutos a que se desocupara el ladrón en jefe, Mugica se apellidaba el policía que me detuvo según se leía en su plaquita en la camisa del uniforme, era un tipo agradable y bromista, lo cual no lo hace menos delincuente. De pronto me dijo mira, el comandante no te va a atender, lo que va a suceder es que te vamos a llevar a la 8 con el químico a que te revise, el examen cuesta 800 pesos y te van a sacar sangre con una jeringa reciclada, y eso quién sabe a qué horas sea porque a los detenidos los llevamos primero a pasear.

Claro como el agua. Iniciamos la negociación, para mi mala suerte solo traía dos billetes, uno de 100 y otro de 500, intenté darle el de 100 y soltó una carcajada,

- No jefe, si agarro solo 100 pesos el detenido voy a ser yo 
- No la chingues Mugica, hazme un paro 
- Páseme los 600 me dijo mientras me entregaba un billete de 200
- ¿De perdida me vas a dar factura?
- Jajajajajaja que le vaya bien jefe, váyase con cuidado 

Y así, con 400 pesos menos en la bolsa me pude ir a dormir.

Días después bajando la rampa del Cetys como a las 10 de la noche me topé con el mismo retén, otro policía empezó con las preguntas cuando veo al Mugica en la línea de a un lado
- Mugica!
- Eit!
- Oye dile a tu compa que yo ya cooperé
- Ah sí, déjalo pasar, es compa, ya cooperó

Y así era la vida en la Tijuana de Hank y Algorri 


lunes, 26 de marzo de 2018

La leyenda del Ejidatario Joe

Joe llegó a Obregón una calurosa tarde de agosto. Estacionó su pick-up afuera de un hotel, se bajó con su sombrero puesto y sus lentes para el sol, miró hacia todos lados examinando el lugar y con un gesto de aprobación procedió a entrar a registrarse.

Un par de años después Joe ya no era precisamente un fuereño, había comprado algunas hectáreas de tierra fértil y se dedicaba a plantar papa cerca de Quetchehueca. Todavía seguía siendo un foráneo y tal vez lo sería para toda la vida, pero ya tenía un par de amigos y había aprendido a hacer tortillas de harina. Le gustaba caminar por las calles del pueblito y saludar a todo mundo en su español medio mocho que los lugareños le respondían divertidos.

Para los lugareños era un misterio  por qué Joe había dejado su natal Texas y se había mudado a Quetchehueca; incluso Joe no estaba muy convencido de las razones que se daba cuando trataba de explicarse su mudanza a Sonora; a veces extrañaba su rancho, pero recordaba a sus vecinos y procedía a servirse una taza de café, sonriente por su decisión.

Adelina tenía un par de años de haber enviudado cuando comenzó a tratar a Joe. Lo conoció en una junta ejidal de esas a las que Joe le gustaba tanto asistir. Joe no era miembro del ejido, pero quería serlo, pensaba que ese era el último paso para que dejaran de considerarlo un fuereño. El problema es que las tierras de Joe no eran ejidales y no existía un procedimiento legal para reintegrarlas al ejido. Eso no desanimaba a Joe que cada quince días puntualmente iba a Obregón a hablar con el abogado para ver si había manera de que lo incorporaran al ejido. En Quetchehueca encontraban muy divertida la insistencia de Joe y, como suele suceder en lo pueblos pequeños le pusieron un apodo; El Ejidatario Joe. Esto hizo a Joe muy feliz pues lo hizo sentirse más del pueblo y en la entrada de su rancho mandó poner un gran letrero de madera y hierro que se leía; Ejidatario Joe, Rancho Sonorense

Una tarde pasó Adelina caminando por afuera de la casa de Joe, él estaba en el porche viendo la vida pasar; como era un hombre amable, la saludó y le invitó una taza de café y unas coyotas, Adelina aceptó divertida y se quedó un par de horas platicando, riéndose y haciéndole muchas preguntas a Joe que le respondía muy serio. A Adelina le gustaba estar con Joe, dentro de su seriedad tenía un humor extraño que la hacía reír mucho y además trataba muy bien a su hijo; así, poco a poco empezaron a pasar más tiempo juntos hasta que terminaron casados como Dios manda.

Como se casaron por bienes mancomunados y las tierras de Adelina eran ejidales, ahora sí Joe era un ejidatario hecho y derecho y se sentía muy orgulloso cuando opinaba en las juntas ejidales, con su español ya casi perfecto, pero todavía con un acento que lo delataba como gringo y no como güero de rancho.

Pasaron seis años cuando una tarde llegó una troca con dos de los antiguos vecinos de Joe a visitarlo, se veían preocupados y algo importante tendrían que decirle pues habían hecho el viaje desde Texas. Joe los abrazó con gusto pero cuando empezaron a hablar Joe se asustó pues no entendía nada

- Joe, ¿qué pasa?, ¿qué quieren estas personas?
- No te preocupes, son mis amigos de Texas
- Ahh y ¿qué quieren? 
- No sé, no les entiendo
- ¿Qué quieres decir?
- Se me olvidó el inglés
- ¿Cómo que se te olvidó el inglés?
- ¡Pues se me olvidó! ¿qué quieres que te diga?

Adelina, como buena anfitriona sonorense, los invitó a pasar a cenar, todos estaban muy confundidos pero a como Dios les dio a entender quedaron en verse al día siguiente en Obregón donde el notario los ayudó a comunicarse y Joe les firmó la carta poder que sus amigos requerían para hacer un camino que atravesara sus tierras en Texas.

 Al día siguiente ya de vuelta en casa, Joe se sentó como acostumbraba en el porche a tomarse un café y Adelina le preguntó preocupada

- Joe ¿te sientes bien?
- Sí, ¿por qué?
- Se te olvidó el inglés
- Ah sí, no importa
- ¿no importa?
- no, ven, siéntate aquí conmigo
- deja voy por mi café
- aprovecha el viaje y sírveme otro poquito

Y así, Adelina regresó con un par de tazas de café, se sentó con su marido, y no se volvieron a preocupar más del asunto.

 


domingo, 11 de marzo de 2018

El sueño Tijuanero

Tijuana es fea? sí, les puedo conceder eso.

La belleza de Tijuana es interior. Y contrario al mito, lo mejor de Tijuana no es su gente, es al revés, es el espíritu de la ciudad el que moldea a sus habitantes. Tijuana es una ciudad de perdición y redención. Aquí llega mucha gente en busca de una segunda oportunidad, y si entiendes su alma, la ciudad te la dará. Es una ciudad de migrantes que se reinventa continuamente y la promesa de que si le chingas duro vas a mejorar está en el centro de nuestros valores. Es una comunidad muy horizontal donde la gente de mucho dinero empezó de carnicero o fiando ropa de fayuca. Por decirlo de alguna manera no existe el dinero de alcurnia y esto transforma nuestra visión de ver la vida. Si quieres, puedes, no necesitas herencia. En eso creemos.

Hace unos días en una maquiladora vi un migrante Haitiano con su uniforme de supervisor. Seguramente esa misma persona llegó a Tijuana hace un par de años sin un penny en la bolsa, empezó en la línea de producción y ahí va avanzando. Con su español mocho este hombre representa lo mejor nuestro espíritu.

Tijuana es afortunada de no ser capital del estado, así no cae en la tentación de depender del dinero del gobierno. No llega dinero gratis, hay que chingarle, eso nos mantiene alertas.

¿Tijuana es una ciudad peligrosa? sí, sin duda, no pienso faltar a la memoria de Gabriel ni a la de tantos amigos y conocidos muertos y secuestrados, negándolo. La violencia es curiosamente compleja; no es igual la violencia de Tijuana que la de Ecatepec ni nuestra violencia del 2008 es la misma que la actual. Ya lo resolvimos una vez y lo volveremos a hacer.

Tijuana no es la tierra prometida, no cae maná del cielo ni los sueldos en dólares se encuentran en cada esquina, pero volteas y te encuentras por todos lados gente empezando con su changarrito, con dos trabajos, con algún proyecto, organizando algo o levantándose a las 4 de la mañana para cruzar al otro lado a chambear. No es fácil, pero se puede, en eso creemos.

Tijuana es fea? sí, les puedo conceder eso.

martes, 27 de febrero de 2018

La Bella y La Ginebra

Mi mamá siempre fue muy perrera, desde chica y hasta la fecha. Cuando se vino a vivir a Guerrero Negro se trajo a la Ginebra, su perra, desde Jalisco. Para ella los perros son un miembro más de la familia, así que lo natural era mudarse con todo y perra sin importar la distancia.
La Ginebra era famosa por brava, no sé a cuantas personas mordería pero muchas personas le tenían miedo. Yo solo recuerdo cuando mordió a Doña Lucía Rocha, mamá de Lucy Beltrán, atrás de la casa de la Venustiano Carranza.
Pedro y la Ginebra
Dice mi mamá por defenderla, que era una perra muy protectora y que una vez cuando tenía como cuatro años me salí de la casa y me fui hacia el monte sin que mi abuela se diera cuenta. Cuando se dieron cuenta de mi ausencia y no me encontraban cerca de la casa se organizó una búsqueda con muchos hombres pero no podían dar conmigo. Finalmente después de mucho buscarme escucharon los ladridos de la Ginebra que se había quedado conmigo todo ese tiempo en el monte protegiéndome.

Cuando falleció la Ginebra llegó la Bella a la casa. Esa perra era todo un personaje, la pura vida social. Llegó a la casa como un regalo para mi tía Yochi, pero como era de muy buen diente no le tomó mucho rato darse cuenta que en realidad era con mi mamá con quien quería estar, pues mi amá siempre fue muy buena para consecuentar a sus perros.

La Bella siempre acompañaba a mi amá a la tienda, se la pasaba de tapete a un lado de la entrada y solo se movía para saludar a algún conocido o por las tardes que iba a la panadería vecina por su
La Bella
conchita y hojaldre. Tenía su cuenta abierta en la panadería por dos panes diarios, puntualmente a las 6 de la tarde rascaba la puerta y la empleada salía a entregarle sus panes. Tenía la panza tan puntual que decía la morra de la panadería que se podía ajustar el reloj con la llegada de la Bella a la panadería.

La mayoría del tiempo era de un carácter dulce, solo recuerdo una vez que le gruño a alguien y fue afuera de la panadería. Resulta que un tipo llegó a comprar mucho pero mucho birote, subió un par de bolsas a su carro y se regresó a la panadería por las bolsas faltantes y dejó la puerta abierta para no batallar al subir las bolsas restantes. Esta oportunidad la aprovechó la Bella para subirse al carro a atascarse con el birote del pobre hombre.
Cuando este regresó quiso bajar a la perra del carro antes de que empezara con la segunda bolsa y la jaló de la cola; grave error, la Bella enojada no sé si por el jalón o por la interrupción en su comida, se volteo y le rugió en la cara. El tipo retrocedió asustado y tuvo que ir mi mamá a bajarla y por supuesto pagar el pan siniestrado.

La Bella tenía un sentido social muy desarrollado, a ratos parecía señora de sociedad. Cuando Pancho Ibarra cayó en cama enfermo la Bella todas las tardes iba a visitarlo hasta que se alivió. Esto, seguro lo aprendió con mi mamá pues la acompañaba a todos lados, siempre caminando por enfrente asegurándose de estorbar. Así le gustaba caminar a la Bella.

lunes, 22 de enero de 2018

La rifa del tigre

Era la primera vez que le tocaba una cuenta tan grande, la agencia de marketing para la que ahora trabajaba ya había hecho este tipo de cosas pero él era nuevo ahí y no alcanzaba a distinguir si el entusiasmo de los compañeros era real o no. Los veía apurar sus copas, entonar brindis de éxito y muchas risas, pero a los más antiguos de la oficina de pronto parecía que se les olvidaba que tenían que sonreír y un dejo de preocupación se les asomaba en el rostro.

Tan solo tenía un par de días en esta agencia, todavía no terminaba de acomodarse y apenas si conocía a su nuevo jefe y algunos compañeros. No era un novato en el área, pero siempre había trabajado para agencias chicas y aunque al principio estuvo bastante renuente al cambio lo trajeron a a punta de billetazos. La calidad de su trabajo vale la pena la inversión se dijeron los socios y él se dijo No es una mala agencia, tiene prestigio y clientes interesantes, me va a servir para crecer y con esto terminó de convencerse y cambió de empleo.

Se detuvo en una esquina cerca de la mesa de las bebidas, se sirvió otro tequila y se dedicó a observar a sus nuevos compañeros. No era particularmente tímido pero le costaba un poco de trabajo iniciar una conversación. Vio venir a su jefe, whisky en mano y  con la mirada alegre

- Salud!, dijo el jefe, nos sacamos la rifa del tigre, ¿cómo ves?
- Sí, eso parece; complicado pero emocionante. ¿Ya has participado en alguna campaña por la presidencia? 
- Uff sí, nos tocó la de Zedillo, pero ese fue un animal completamente diferente, eran otros tiempos y otras circunstancias. Esta va a estar mucho más competida
- Pero sí tenemos presupuesto ¿verdad? 

El jefe lo miró intrigado por un instante y soltó una carcajada franca

-Se ve que vienes de un changarrito; perdón, perdón no quise faltarle al respeto a Round Box, respeto la calidad de su trabajo pero esto es otra liga. No te preocupes, billetes hay de sobra tú ocúpate de sacar buenas ideas que las vamos a necesitar.
- Me pasas el brief de la campaña y me pongo bien pilas con eso
- No hay nada, estamos en pañales, apenas nos acaban de avisar que el contrato es nuestro
- ¿Y nos dieron el contrato sin haber hecho un pitch de la campaña? 

De nuevo la misma mirada del jefe

- Ya irás aprendiendo cómo funcionan estas cosas

Raúl sopesando la situación tomó un par de segundos antes de preguntar

- ¿Y qué has pensado? ¿Cuál crees que debería de ser el mensaje central de la campaña?
- Hay que posicionar al licenciado con una fuerte postura contra la corrupción
- ¿Contra la corrupción?, ¿estás seguro?, pero si es el candidato del PRI, ¿cómo vamos a lograr un mensaje creíble?
- Con televisión Raulito, con mucha televisión
- ¿Televisión?, pero si ya no estamos en los 90s, con eso no vamos a convencer a nadie
- Siempre ha funcionado
- Pero ya no, ¿no has visto Twitter hoy?, a otro gobernador lo están investigado por desfalcos de miles de millones, ya no sé ni de donde, ya perdí la cuenta, lo único que sé es que es del PRI, ¡no podemos hacer nuestro tema central la corrupción!, hay que buscar otra cosa: el nacionalismo, los tiempos gloriosos del PRI, que es una marca ganadora, qué es la opción responsable ante las locuras de los otros candidatos, hay opciones,  pero no podemos hacer nuestro foco el ataque a la corrupción, ¡va contra los valores de la marca!
- Todo eso que me dices ya lo sé...  El jefe hizo una pausa y se acercó a la ventana a ver pasar una patrulla con los códigos prendidos antes de exclamar con desesperanza
- De perdida el pinche Peña Nieto estaba bonito, pero este wey está re-feo
- ¿Y entonces?, ¿por qué elegir este mensaje?
- Eso quiere el cliente, parece que es idea del licenciado
- No nos la están poniendo fácil
- Pero nos van a pagar una tonelada de dinero, así que dale para adelante sin hacer gestos 

Raúl le dio otro trago a su tequila, suspiró y dijo

 - ¿Cómo vamos a hacer para que gane este wey?
- No tengo idea Raulito, no tengo puta idea. 

Dedicado a mi compa centroamericano Raúl Boxer

viernes, 19 de enero de 2018

A mí me invitó el Elías

Me topé con el camión de la facultad una tarde saliendo de la biblioteca. Se abrió la puerta y sonriente el Elías me invitó a subir

-¿Vamos a Tecate Poncho?
- ¿Y eso?, ¿qué hay o qué?
- Una carnita asada, tú súbete cabrón, se va a poner bueno

Sin pensarlo mucho me subí de un brinco al camión que rechinó un poco.

-¿Qué ondas Raimon?, ¿cómo andas?
- Ese Poncho, todo bien, vámonos, allá atrás hay lugar

El camión venía lleno de estudiantes de otras facultades, al menos eso fue lo que supuse porque a primera vista no pude reconocer a nadie. Mero atrás venía el Durazo y me fui a sentar con él

- Hey, ¿qué ondas wey?
- ¿Qué rollo?, ¿a ti también te invitó el Elías? 
- Sí, me acaba de invitar ahorita. Oye, ¿sabes a qué vamos? 
- No, ni idea, nomás me dijo que era un cotorreo, que iba a haber carne asada y cheve
- No pues está fácil entonces, comer y pistear sí sé. Dije y solté una risotada. El camión se apagó por un instante y como si tuviera hipo dio un bufido y arrancó rumbo a Tecate.

Llegamos a una finca en la entrada de Tecate, ya había varios camiones estacionados y se miraban muchos batos haciendo cola en alguno de los tantos barriles de cerveza disponibles. Nos bajamos y procedimos a integrarnos al grupo rápidamente. Después de algunas cervezas di con un grupo que llamó mi atención. Tres o cuatro morros de traje y corbata que desentonaban en ese mar de Levi's y camisetas. Visto con un poco más de atención no eran tan diferentes al resto de nosotros, excepto por ese aire de gente formal propio de adultos cuarentones y no de mocositos de veinte años. Llegué y me presenté; muy educaditos me dijeron que eran de la sociedad de alumnos de la facultad de derecho de Tijuana. Eso debería de haber sido mi primera pista pero ya traía encima suficientes cervezas como para poder conectar los puntos. No teníamos muchos puntos de coincidencia pero tal vez a ellos les daba tanta curiosidad yo, como ellos a mí. Y estábamos en plena plática cuando llegaron a arrearnos para que nos metiéramos a un salón a escuchar a alguien importante.

Entramos a un salón grande donde estaban las mesas formando una herradura y al centro un podio con un micrófono. Nos sentamos y los meseros muy activos empezaron a repartir los platos de carne asada y las tortillas. A la mitad de la comida llegó el rector a dar su discurso, en este momento todo empezó a parecer más sospechoso. ¿A dónde me trajiste Elías? Y empezó el rector con su discurso lleno de vitalidad y entusiasmo y de pronto dijo algo en el tenor de Es un placer estar reunido con ustedes, la crema y nata de nuestra comunidad cimarrona, nuestros mejores estudiantes. Aquí fue donde los cables se me hicieron bolas, ¿qué no veníamos a pistear?

Terminó el rector su discurso y alguien que fungía como maestro de ceremonias nos pidió que nos presentáramos y uno a uno los compañeros fueron pasando y el patrón de pronto se aclaró. Era una reunión de sociedades de alumnos de todas las facultades de la universidad. El Durazo me preguntó algo angustiado
- ¿Qué quieres ser, presidente o vicepresidente?
- Lo que sea, me da lo mismo
- Un volado pues
- Vas

Por su lugar en la mesa pasó primero el Durazo y se presentó como flamante vicepresidente de la sociedad de alumnos de la facultad de ciencias. Luego me tocó a mí y en trayecto de mi silla al podio decidí que lo mio no era echar mentiras así que dije más o menos lo siguiente

- Buenas tardes, mi nombre es Alfonso Paredes y soy estudiante de noveno semestre de la carrera de física en la facultad de ciencias de Ensenada. La verdad es que no soy miembro de la sociedad de alumnos porque en la facultad no existe una. Como que lo nuestro son los laboratorios y no la grilla, vine solo porque me invitó el Elías pero me da mucho gusto estar aquí con ustedes, síganle echando ganas.

Bajé del podio, el rector tenía la mirada confundida y el Elías estaba apenado pero al mismo tiempo divertido. Yo tengo la culpa  me dijo, si ya te conozco ¿por qué se me ocurrió invitarte?

El rector se fue, seguimos pisteando  y riéndonos un rato. Nos regresamos a Ensenada y jamás volvieron a invitarme a ningún evento de la universidad.

martes, 2 de enero de 2018

Últimos Semestres

Sexto Semestre

Cuando entramos a sexto semestre de prepa sucedió la cosa más extraña. Como que todos los maestros se pusieron de acuerdo y querían que ya nos fuéramos. La verdad todas las materias estuvieron facilitas y casi ni tarea dejaban, hagan de cuenta que íbamos nadando de muertito, nomás nos movíamos poquito y listo ya con eso pasábamos. Hasta Rosalinda le bajó a sus exigencias.

La profe Rosalinda era dura. No era mala, no era injusta, pero para pasar sus materias le tenías que invertir un buen tiempo y usar el cerebro. Famoso era hacer el Moulinex, es decir, los que reprobaban química I, II y III. Muchos dejaron la prepa por no pasar sus materias y otros tantos se atoraron un año hasta que pudieron librarla. Pero con todo y esto en sexto la llevábamos tranquila en ecología con ella.

Todo era unicornios y arco iris hasta una tarde que estábamos haciendo un examen bimestral de ecología. El salón tenía varios restiradores de la clase de dibujo técnico y algunos compañeros los usaban para todas las clases. Estos tienen un espacio que queda muy a la mano para guardar los cuadernos a diferencia de los bancos normales y eso los hacía muy prácticos. Total que a la mitad del examen la maestra empieza a caminar por todo el salón vigilándonos y cuando pasó por atrás del J. que estaba precisamente sentado en un restirador, le preguntó
- ¿Cómo vas J.?
- Bien maestra pero me faltaron apuntes
- Y estos que tienes aquí ¿qué? le dijo mientras le sacaba del restirador el puño de notas de donde estaba copiando
La maestra Rosalinda Flores

El tiempo se detuvo, casi nos morimos del susto. Lo habían descubierto copiando y conociendo a Rosalinda seguramente lo iban a correr de la prepa faltando tan solo un par de meses para terminarla. Hasta el viento tuvo miedo y nadie se atrevió a pronunciar palabra. Hay momentos en la vida en que te la tienes que jugar fría y eso hizo el J. Como si no hubiera pasado nada hizo de tripas corazón y siguió haciendo su examen.

No sabíamos qué iba a pasar, al menos yo no. Tal vez sí habló con él en privado, no lo sé. Pero no lo acusó y no lo corrieron. Hasta donde mi memoria alcanza tan solo le bajó un punto en el examen. Les digo, ya era sexto semestre y querían que nos fuéramos



Noveno semestre

Cuando entré al noveno y último semestre de la carrera pensé que iba a ser lo mismo que en sexto de la prepa. No podía haber estado más equivocado, no había pasado una semana cuando ya nos traían en chinga. Y no es que las materias fueran algo particularmente difícil pero sí andaban muy activos los maestros.

El problema principal parecía que iba a ser Física Teórica V: Mecánica Estadística con la doctora Laura Viana. La señora era de un carácter fuerte y le gustaba mucho tener la razón; permítanme ejemplificar; una mañana se me ocurrió preguntarle la diferencia entre dos conceptos
--Oiga maestra, ¿qué diferencia hay entre tal y tal concepto?
-- Ninguna
-- Oiga maestra, pero la formulación matemática es diferente
-- De todos modos, no hay diferencia
-- Oiga maestra pero el Kittel (libro de texto) dice esto y esto otro
-- El Kittel está mal
Tomé aire y reflexioné un momento, ya era el último semestre de la carrera y mi espíritu combativo se había agotado y lo único que me quedaba eran las ganas de salir de la escuela lo antes posible así que respondí
-- Mire maestra, si usted me dice que el azul es verde, es verde el cabrón
-- ¡Esos son los alumnos que me gustan! 

Y así íbamos navegando por el último semestre viendo la luz al final del túnel cuando nos llegó el rumor de que la maestra había dicho que todos íbamos a reprobar por diferentes razones; yo, por supuesto, por llegar tarde a clases que creo que eran a las 7 de la mañana. Pero bien dicen que cuando Dios no tiene nada que hacer ayuda a los pendejos y la maestra se accidentó. Nada demasiado grave, solo lo justo para que se incapacitara y ya no fuera a dar clases. Diseño inteligente que le llaman.

Fui al instituto de física a buscarla a ver que iba a pasar con el curso y me la encontré con el collarín puesto y con ganas de irse a su casa
--Maestra qué bueno que la encuentro, ¿qué va a pasar con el curso?
-- Yo no sé, yo me voy a incapacitar y me voy para mi casa
-- ¿Me puede entregar mis exámenes y tareas para ver cómo voy?
-- Sí, claro, vamos a mi cubo

Ya en su cubo me entregó un folder con todas mis tareas y exámenes, tan solo unos pocos estaban calificados, todos con diez, eso sí.
-- Oiga maestra, faltan muchos por calificar
-- Ah sí, es que cuando alguien hace las cosas bien siempre las hace bien, entonces supongo que todo lo demás también está correcto.
-- Bueno maestra, muchas gracias y que se mejore

Como ya faltaban solo tres semanas para que se acabara el semestre nadie quiso tomar el toro por los cuernos y darnos las clases faltantes. Al final el profe Francisco Medina se aventó y nos puso un examen con el que calificaría todo el semestre. 10 problemas, para llevar, una semana para hacerlos. De las demás materias ya tenía calificación aprobatoria, solo faltaba esta. Terminé los problemas un par de días antes del deadline y como tenía la seguridad de que estaban correctos me fui a festejar con unos amigos que por fin había terminado la escuela. Y llegué amanecido con el profe a entregar mis soluciones.

Tres días después ya era oficial que había aprobado con nueve y había terminado la escuela. This moment of my life, is called happiness